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José García Domínguez

El manifiesto

Así, los mil pensadores y pensadoras, después de mucho cavilar en comandita, hacen partícipe al común de deslumbrantes razonamientos del tipo: "El Estatut no rompe el principio de igualdad entre los españoles porque... no lo rompe, y punto".

Leo por ahí que la escriba Almudena Grandes – "Cada mañana fusilaría a dos o tres"–, su igual Maruja Torres –"Todos los que votan al PP son unos hijos de puta"–, la bibliotecaria Regàs –"La extrema derecha anida en el Partido Popular"– y la musa de Hollywood Pilar Bardem –"Esos hijos de puta de Libertad Digital"– han hecho un alto en sus cotidianas elucubraciones del espíritu al objeto de redactar cierto manifiesto cívico que, entre otras angustias y desvelos, anuncia: "Lo que nos inquieta es que el debate político argumentado esté siendo suplantado por la descalificación y el insulto".

Y dicen que no sólo tales doñas andan alteradas con la zafiedad discursiva que observan en la polis, sino que otros 996 cráneos privilegiados les habrían prestado sus rúbricas por ver de combatir a su lado la epidemia de grosera patanería denunciada por las mentadas abajo firmantes. Por lo demás, es sabido que desde el germinal "Yo acuso" de Zola hasta el muy mesurado "Servidora les daría matarile a los que critican a ZP" de la gran Grandes, para decirse intelectual no queda otro remedio que alumbrar manifiestos. Y no nos engañemos, ése es título que está muy buscado, más que nada por lo mucho que viste y el lustre que da. Nadie se extrañe, pues, de que sólo en el partido judicial de Madrid nos haya aparecido un pelotón de mil intelectuales manifiestamente decididos a suscribir la sentida zozobra civil de Grandes, Regàs, Bardem y la maruja.

En cuanto al fondo de ese papel nada cabe decir, pues nada dice, salvo el preceptivo "uy del que ose morder la mano de quien nos da de comer". Así, los mil pensadores y pensadoras, después de mucho cavilar en comandita, hacen partícipe al común de deslumbrantes razonamientos del tipo: "El Estatut no rompe el principio de igualdad entre los españoles porque... no lo rompe, y punto". Por no mentar el esclarecedor párrafo en el que esa muchedumbre reflexiva demuestra que por no leer, no lee ni los periódicos. De ahí que coloquen en entredicho la palabra de su mismísimo patrón y benefactor al atribuir a una "decisión judicial" la excarcelación del no menos intelectual De Juana.

En fin, por lo que se refiere a la forma, pocos homenajes colectivos como ése se habrán elevado a la memoria del Joseph De Maistre que, en Las veladas de San Petersburgo, sentenciara que "toda degradación individual o nacional es anunciada inmediatamente por un empobrecimiento rigurosamente proporcional en el lenguaje". ¡Manolito, Suso! ¡La forma, hombre, la forma! ¡Por lo menos la forma! Mil intelectuales, mil, y me garabatean una circular interna que ni las Juventudes Socialistas de Badalona.

A pan y agua, Pepiño, a pan y agua. Que encima son los que se ríen de ti a escondidas porque no quisiste estudiar. Hazme caso, a pan y agua.

En España

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