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EDITORIAL

Intentando recuperar el 13-M

La intención del PSOE es, sin duda, volver a recuperar ese estado de ánimo alterado que con tanta habilidad como falta de escrúpulos explotó en la jornada de reflexión de las últimas elecciones generales.

Acabamos de ver cómo, en Argelia, se llevaba a cabo un atentado de Al Qaeda. Tiene todos los elementos que caracterizan al terrorismo islámico. Nada de complicaciones técnicas ni de sutiles mecanismos con móviles: suicidas en espera de sus 72 vírgenes utilizando su cerebro como sistema de guía y su cuerpo como bomba. Lo mismo que sucediera el 11-S en Nueva York y Washington y el 7-J en Londres. Nada de eso sucedió el 11-M. Sin embargo, el PSOE insistió en aquellos días y ahora en que el Gobierno mintió por seguir la vía de investigación que el sentido común dictaba: ETA.

Ya en la comisión de investigación parlamentaria se pudo ver con claridad que Acebes se limitó a ofrecer a la opinión pública los datos que le suministraba la Policía. Nada nuevo en ese sentido han aportado los testimonios ante el tribunal presidido por Gómez Bermúdez de Díaz Pintado y De la Morena. En realidad, lo más sorprendente y destacable es que el PP se haya puesto las pilas y haya ofrecido una aceptable refutación de las palabras que el secretario general del PSOE ha proferido siguiendo el dictado del diario de Prisa.

Quizá algún día sepamos qué llevó a la Policía a hablar primero de Tytadin con cordón detonante, lo que usaba ETA por aquel entonces, para pasar después a afirmar que no podía ser ese explosivo. Quizá incluso algún día sepamos qué explotó en los trenes. Pero lo que ya sabemos es que el Gobierno del PSOE y sus acólitos mediáticos llevan tres años intentando poner todas las trabas posibles a la investigación de aquella matanza. No podemos sino estar de acuerdo con Blanco cuando ha afirmado que "está cada día más cerca la hora de exigir la responsabilidad de quienes quisieron convertir una tragedia en una oportunidad electoral y luego han contaminado durante tres años la vida política manteniendo una falsedad que ahora queda plenamente al descubierto". Aunque, evidentemente, no con los mismos protagonistas en mente.

Con esta declaración "institucional" que, no lo olvidemos, ha comenzado con una repulsa a los atentados islamistas de Argel, demostrando que han querido "convertir una tragedia en una oportunidad electoral" una vez más, la intención del PSOE es, sin duda, volver a recuperar ese estado de ánimo alterado que con tanta habilidad como falta de escrúpulos explotó en la jornada de reflexión de las últimas elecciones generales. Pero ha llovido demasiado desde entonces. Quienes se convocaron tan espontáneamente con sus cartelitos impresos e iguales no querían saber la verdad, como hipócritamente gritaban, sino echar al PP del poder como fuera. Pero quienes tres años después siguen preocupados por el 11-M y el juicio son quienes, de verdad, desean saber quién mató a 192 personas e hirió a cerca de dos mil. Las acusaciones de Blanco, por tanto, no pueden resultarles menos interesantes.

Al PSOE le va a resultar imposible volver a despertar aquel voto "a la contra" que cosechó echando al PP la culpa de los atentados y haciendo que, para muchos, votarlos fuera un modo más de expresar su repulsa por la matanza. Y le será imposible por el simple hecho de que ahora es él quien está en el poder. Por más que lo intenten, no pueden echarle la culpa a la derecha de todo y que la mayoría de los españoles les crea. Son ellos los responsables de una irresponsable negociación con ETA. Serán ellos los responsables de que Batasuna vuelva a las instituciones si no logran ilegalizar lo que con el Gobierno del PP se ilegalizó hace cuatro años. Son ellos quienes han puesto a De Juana Chaos en la calle y quienes han impedido que se juzgue a Otegi en dos ocasiones distintas. Si tenemos la desgracia de que el atentado de Barajas se repita, no podrán echarle la culpa a nadie más que a los etarras y, siguiendo su propia lógica del 13-M, a ellos mismos. La declaración "institucional" no hace sino ponerlo de relieve.

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