Son las voces de su amo,
son la obediencia al que manda,
son la dócil propaganda,
son el gancho y el reclamo
de quien un rojo marchamo
les tiene en el lomo puesto...
¡A firmar el manifiesto!
Son pijiprogres de cuota,
son intelectos de saldo,
son poetas de aguinaldo
y son coñazos de nota.
Son la gentuza que vota
al calor del presupuesto...
¡A firmar el manifiesto!
Es el plúmbeo cineasta
que pilla la subvención,
es el escritor bribón
que trinca el cargo y la pasta,
y es el cátedro entusiasta
de aquellos que lo han propuesto...
¡A firmar el manifiesto!
Son altos intelectuales
que piensan con la cartera;
son la turba polanquera
de los antiliberales,
que van, con sus credenciales,
en rebaño, por supuesto,
¡a firmar el manifiesto!
Son el lema y la consigna,
son la orden y el eslogan,
son los fatuos que se arrogan
la conciencia más benigna,
y acuden, en recua indigna
y con hipócrita gesto,
¡a firmar el manifiesto!
