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El toque de Zapatero

Sarkozy es el político que se merece una nueva Francia, más ágil, moderna, segura y solidaria internacionalmente; Rodríguez Zapatero es el presidente radical, sectario y anclado en el pasado que no se merece España.

Definitivamente, nuestro accidental presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no elige bien a sus amigos ni sus salidas al exterior. Y eso que son bien escasas comparadas con las de cualquiera de sus homólogos. La última: su apoyo electoral a la candidata socialista gala, Ségolène Royal, alias "la Zapatera". También la gran perdedora de la primera vuelta de las presidenciales pues, aunque se ha clasificado para competir con Nicolas Sarkozy en la segunda vuelta, sus resultados, como gustan de decir los pepiños blancos españoles, "estuvieron muy por debajo de sus expectativas".

La verdad es que no entendemos cómo no escarmienta nuestro presidente, ni cómo algunos candidatos se arriesgan a contar con su presencia, pues es un hecho demostrado estadística y fehacientemente que cada vez que Rodríguez Zapatero se planta en un mitin que no es el suyo y bendice al candidato, éste se la pega, electoralmente hablando. Que se lo pregunten, por ejemplo, a Gerhard Schröeder, a quien el abrazo del dirigente español le valió para que le sustituyera en la cancillería Angela Merkel, cuya supuesta derrota celebró el presidente español. ¿Se acuerdan?

Veremos si para la segunda vuelta la Royal vuelve a invitar a Rodríguez Zapatero o confina su suerte a otras fuentes de poder. Sea como fuere, la verdad es que Sarkozy es quien está más cerca del Elíseo. Si esto se confirma el próximo 6 de mayo, con la segunda vuelta, volvería a ponerse de relieve la escasa visión internacional de nuestro presidente: habría perdido a quienes quería como sus mejores aliados, la Alemania de Merkel y la Francia de Sarkozy. Aún peor, se habría quedado, así de sopetón, como el único ardiente antiamericano de todos los gobernantes europeos, como el más intervencionista y como el que menos flexibilidad y reformas está dispuesto a introducir.

Sarkozy es el político que se merece una nueva Francia, más ágil, moderna, segura y solidaria internacionalmente; Rodríguez Zapatero es el presidente radical, sectario y anclado en el pasado que no se merece España. Al menos la España que quería ser algo en el mundo y que perseguía eficazmente la prosperidad.

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