Casi todos los asesores políticos afirman que el factor fundamental para ganar o perder unas elecciones es el dinero disponible para gastar en medios masivos de comunicación. Dicen que el triunfo o fracaso de un candidato depende de la cantidad de dinero disponible para su propaganda.
Lo sucedido en las pasadas elecciones mexicanas nos demuestra que no siempre gana quien gasta más dinero. En las elecciones presidenciales del 2006, el que menos gastó entre los principales candidatos fue el ganador y el que gastó más quedó en tercer lugar.
Según datos del Instituto Federal Electoral, el candidato que más dinero puso en los medios de comunicación fue Roberto Madrazo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI): 445 millones de pesos. Lo siguió el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador: 384 millones de pesos. El que menos dinero dedicó de los tres fue Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN): 258 millones. Sin embargo, ganó las elecciones.
El que más gastó en televisión fue Roberto Madrazo: 295 millones de pesos, después López Obrador, con 268 millones y Felipe Calderón con 127 millones. El único medio donde coincidió el mayor gasto con los lugares obtenidos fue en la radio. Felipe Calderón destinó 92 millones, López Obrador 90 y Madrazo 52. A la prensa escrita Madrazo le destinó 21 millones, Felipe Calderón 2,5 millones y Andrés Manuel López Obrador 1,3 millones.
Las estadísticas del gasto en la pasada contienda presidencial en México nos demuestran que, siendo importantes los recursos destinados a la propaganda, es el contenido de la misma y la personalidad del candidato los factores verdaderamente determinantes del triunfo o la derrota.
Las últimas elecciones presidenciales dejaron claro que hubo un voto razonado de muchos mexicanos, quienes, aunque bombardeados por costosas campañas electorales, reflexionaron y decidieron más allá del dinero gastado por cada candidato.