Menú
Ignacio Villa

Escondidos tras la ley de partidos

No tendría que repetir tantas veces que la va a hacer cumplir si la aplicara de verdad; con que viéramos que Batasuna quedaba fuera de las instituciones como sucedió en el 2003 hubiera sido suficiente. Pero, por desgracia, no parece que eso vaya a pasar.

Este miércoles, Cándido Conde Pumpido dejó bien claro que Acción Nacionalista Vasca no va a ser ilegalizada como partido político. Es cierto que impugnarán algunas de las candidaturas que este partido, miembro de la coalición original de Herri Batasuna, y que seguramente algunas listas serán prohibidas, pero está claro que sabe bien que así no impedirá a los batasunos presentarse en numerosas localidades vascas. En definitiva, el Fiscal General del Estado está limitándose a intentar quedar bien de cara a la galería, mientras en realidad cumple con las exigencias de ETA. Si el Gobierno quisiera impedir que Batasuna volviera a las instituciones tiene mecanismos a su alcance más que suficientes.

Rodríguez Zapatero se ha refugiado en una de las piruetas dialécticas a las que es tan aficionado: repetir una y otra vez que la ley se va a cumplir y que el Gobierno va a ser inflexible en la aplicación de la ley de partidos. Se creen que, a fuer de repetirlo, van a lograr tapar la realidad y conseguir que los españoles se traguen sus estratagemas. Zapatero mantiene impoluta la fachada de la ley de partidos, pero al mismo tiempo le va abriendo puertas y ventanas para que se vayan introduciendo por esos huecos las franquicias de Batasuna con vistas a las elecciones de mayo. Es una demostración evidente de que el Gobierno está dispuesto a ceder a todas y cada una de las exigencias de los terroristas.

La situación que ha propiciado el Gobierno de Zapatero resulta humillante para las víctimas e insultante para los defensores de la libertad. No sólo se está laminando la ley de partidos, sino que se escuda en ella para no cumplirla. Afirma que no va a cejar en su empeño por hacerla cumplir y luego permite que sea dinamitada por la puerta de atrás, en una escenificación lastimosa, cobarde y rastrera. No quiere reconocer públicamente lo que está haciendo, pero lo ejecuta con una frialdad demoledora.

La realidad es que Zapatero no va aplicar la ley de partidos en todo lo que ésta da de sí. No tendría que repetir tantas veces que la va a hacer cumplir si la aplicara de verdad; con que viéramos que Batasuna quedaba fuera de las instituciones como sucedió en el 2003 hubiera sido suficiente. Pero, por desgracia, no parece que eso vaya a pasar. No hay intención de impedir a las franquicias de Batasuna la presencia en los ayuntamientos vascos.

En España

    0
    comentarios