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Álvaro Vermoet Hidalgo

Educar en valores socialistas

El fin de la "educación en valores" es deslegitimar desde la escuela las convicciones de media España, de la media España que no les vota, que es lo que ya hace el nacionalismo a través de la lengua y de la manipulación política de los planes de estudio.

Lo más preocupante de la guía didáctica del Ministerio de Educación sobre la que ha alertado  Libertad Digital es que confirma lo que es para la izquierda "educar en valores": tratar de cambiar la sociedad desde el Estado a través del monopolio estatal de la educación moral. Esta idea rousseauniana supone despreciar y violar los derechos de los padres en relación a la formación moral de sus hijos.

Desde las Cortes de Cádiz, los liberales españoles siempre han defendido el fundamental papel de la instrucción pública como herramienta de movilidad social, y ello exige que ésta proporcione una formación cultural que haga más libres a quienes la reciben. Pero la izquierda no pretende que la escuela favorezca la movilidad y la libertad individual y, por eso, no está interesada en la instrucción sino en la "educación en valores". Eso explica que, a pesar del altísimo fracaso escolar que hay en España, la única medida adoptada por Zapatero haya sido la Educación para la Ciudadanía, impidiendo la entrada en vigor de esas medidas aprobadas en la Ley de Calidad que incentivaban el esfuerzo, la exigencia y la disciplina.

Si el objetivo del Gobierno fuera acabar con la analfabetización política, hubiera creado una asignatura de introducción al Derecho español como propuso UDE. Si el objetivo fuera favorecer la reciprocidad entre derechos y obligaciones o impulsar el patriotismo constitucional, hubieran propuesto actividades de voluntariado como también hizo UDE. Pero el fin de la "educación en valores" es deslegitimar desde la escuela las convicciones de media España, de la media España que no les vota, que es lo que ya hace el nacionalismo a través de la lengua y de la manipulación política de los planes de estudio. Y como ese es el objetivo, por mal que funcione la escuela pública siguen perdiendo peso las matemáticas o la lengua frente a nuevas asignaturas repletas de ecologismo, pacifismo, feminismo, anti-liberalismo, interculturalidad, ciudadanía global y demás etiquetas del socialismo post-soviético.

Es cierto que el ministerio sólo ha recomendado el uso de materiales pornográficos a los profesores, pero no debe olvidarse que miles de familias, precisamente donde gobierna el PSOE y donde peor funciona la escuela pública, no pueden elegir el tipo de centro educativo que quieren para sus hijos y que, por tanto, la escuela pública debe limitarse a la transmisión de conocimientos dentro de la neutralidad ideológica, que es su razón de ser: dar a quienes menos tienen una oportunidad de salir adelante. Hace falta que la escuela recupere su función principal, librándose de la influencia de los políticos anti-liberales que pretenden usarla para perpetuar el pensamiento único, y eso sólo se conseguirá dando a los padres verdadera libertad para elegir, es decir, a través del cheque escolar.

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