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Irwin M. Stelzer

Libre comercio, descanse en paz

En realidad, los trabajadores muy jóvenes en Asia están por fin logrando salir de la pobreza y Wal-Mart ofrece trabajo a decenas de miles que no consiguen otro empleo, algo que no tienen en cuenta los enemigos acérrimos de esa empresa y del libre comercio

Por la creciente debilidad política del presidente George W. Bush y los esfuerzos proteccionistas de la mayoría demócrata en el Congreso, la era de expansión del libre comercio llegó a su fin, aunque algunos mantengan que el cadáver sigue vivo.

Susan Schwab, representante comercial del Gobierno, consideró políticamente necesario anunciar que el arreglo logrado por el presidente Bush y el secretario del Tesoro Henry Paulson con la triunfante mayoría demócrata en el Congreso "demuestra que Estados Unidos no se está volviendo proteccionista".

Los demócratas acordarán aprobar los tratados con Perú y Panamá, a cambio de que se incluyan "reformas" ambientales y laborales. Podremos demandar a nuestros socios comerciales por violaciones de los acuerdos y ellos nos podrán demandar a nosotros. Por ejemplo, si los panameños piensan que estamos violando los derechos sindicales en Estados Unidos, podrán iniciar una demanda para presionar al Congreso a cambiar las leyes vigentes.

No parece importar mucho que tales estipulaciones son una invitación a los enemigos del libre comercio para que inicien demandas, inclinando la balanza a favor de ellos.

La guerra en Irak ha reducido drásticamente la capacidad del presidente de dirigir a su propio partido. Es más, los líderes republicanos tratan de apartarse lo más posible de la Casa Blanca. Por su parte, los sindicalistas y los líderes demócratas buscan un chivo expiatorio, argumentando que los bajos precios de Wal-Mart se basan en la explotación de niños trabajadores en Asia y de sueldos bajos en este país.

En realidad, los trabajadores muy jóvenes en Asia están por fin logrando salir de la pobreza y Wal-Mart ofrece trabajo a decenas de miles que no consiguen otro empleo, algo que no tienen en cuenta los enemigos acérrimos de esa empresa y del libre comercio.

Además, los defensores del libre comercio en el Gobierno no han sabido explicar las ventajas de eliminar barreras y lograr así un creciente acceso a bienes y servicios más y más baratos. Y aunque prácticamente hoy no hay desempleo en Estados Unidos, los salarios no han crecido a la par que las ganancias empresariales y los sueldos de los altos ejecutivos.

Todo esto pone seriamente en duda los acuerdos con Colombia y Corea del Sur, a los que drásticamente se opone John Sweeney, presidente de AFL-CIO, la mayor federación sindical. Los sindicatos pueden no tener el mismo poder de antes, pero sí pueden hacer la diferencia cuando la votación está muy reñida.

Es lamentable lo que está sucediendo, especialmente cuando la caída del valor del dólar promueve las exportaciones, ya que los países que se ven afectados por el nuevo proteccionismo de Washington responderán cerrando el acceso a productos y servicios exportados desde Estados Unidos.

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