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Eugenio D´Medina Lora

El Chávez del día después

La única manera de confrontar este gran desafío es planteando la resistencia como una lucha continental, tanto a nivel educativo como el de la acción política concreta y firme.

La cancelación de la licencia de funcionamiento a la televisora venezolana privada RCTV ha sido una jugada maestra del comandante Chávez. Una acción consistente con su proyecto socialista continental, para lo que el paso obligado era la toma de los medios privados de comunicación.

Esta situación ha vuelto a presentar los penosos espectáculos a que nos tiene acostumbrado el militar venezolano, empezando por sus discursos cursis, megalómanos y sempiternos. Y terminando en el conmovedor desfile de productores y "artistas" desempleados que, nada más ser tomada la señal de RCTV se aprestan a colocar sus programas plagados de adulonerías para asegurar el cheque de su salario pagado con los recursos del fisco venezolano.

Más allá del tropicalismo de su presidente, el Gobierno venezolano tiene derecho de no renovar una licencia televisiva. El problema es que está reemplazando una señal privada por otra pública y controlada. Si no quisiera renovar la licencia a RCTV, debería volverla a licitar para que otro operador privado provea el servicio. El objetivo, entonces, no es la cancelación de una licencia, sino la toma de un nuevo canal de comunicación para ponerlo al servicio de la burocracia monopartidista del comandante.

Hay periodistas y políticos cucufatos que "condenan" la cancelación de la licencia a RCTV, pero que son los mismos que aplauden otras medidas socialistas y denuestan de todo lo que parezca liberal como mala palabra. No ven que el socialismo de Chávez es el camino natural de los socialismos pretendidamente modernos, que les resulta amigable y cómodo en sus corazoncitos. Les gusta el café con leche pero despotrican de la cafeína, aunque les aloca igual.

Ni Bachelet, ni García, ni Kishner, ni Lula, ni Vasquez ni, desde luego, muchísimo menos Morales y Correa van a cuestionar frontalmente a Chávez. ¿Por qué? Pues debido a que el venezolano está haciendo lo que, en el fondo, los demás quisieran hacer. Si no lo hacen no es porque se hayan vuelto levemente liberales, sino porque no tienen el poder que ha construido Chávez en su país. Además del hecho que muchos de ellos ya le están debiendo favores al comandante.

Chávez está caminando en serio. Error garrafal en los que ven en él a un político exótico pero inofensivo. Tras este paso, el Chávez del día después se muestra sin pudores y con toda la prepotencia de los líderes históricos del socialismo mundial. A nadie le debiera sorprender.

En Latinoamérica se viene una lucha de años por la defensa de las libertades y sería otro craso error de creer que estamos en la Unión Europea. Será una lucha desigual en contra del pensamiento único, que en las etapas iniciales, se instaura día a día en nuestras universidades y escuelas. Luego será una guerra contra los aparatos burocráticos tomados por el socialismo, que los irán utilizando abiertamente para perpetuar su opresión mediante dos acciones complementarias: el lavado de cerebros y la compra de conciencias.

La única manera de confrontar este gran desafío es planteando la resistencia como una lucha continental, tanto a nivel educativo como el de la acción política concreta y firme. Una lucha que no pueden hacer las derechas conservadoras, que muchas veces son las principales socias y financistas de estos regimenes socialistas, sino que han de hacerla los liberales de estas tierras. Una gran lucha por convencer a las grandes masas de que su progreso sólo será posible si no se desliga de la libertad.

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