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EDITORIAL

No vale con encarcelar a De Juana

El Gobierno de Zapatero ya ha dejado acreditada su sensibilidad hacia el chantaje, tanto como deja ahora en evidencia su voluntad de tratar a los presos etarras como si de prisioneros de guerra se trataran

Tal y como era previsible tras el comunicado de ruptura de ETA, el Gobierno del 14-M acaba de abortar el casi culminado proceso de excarcelación del sanguinario e irredento terrorista Ignacio de Juana Chaos que iniciara poco después de la criminal advertencia de ETA en Barajas. El mismo ministro Rubalcaba que, hace unos meses, anunciaba que el terrorista se iría a su casa tras su estancia en un hospital del País Vasco, nos anuncia categórico, después del comunicado de ruptura etarra, que De Juana volverá inmediatamente a prisión, tal y como ya ha hecho en un centro penitenciario de Aranjuez.

La incurable candidez de algunos habrá querido ver en este puntual cambio de postura del Gobierno un gesto de acercamiento hacia el PP cuando, en realidad, lo que Zapatero ha querido evitar a toda prisa es el riesgo de que De Juana celebre, con o sin brindis, el inminente próximo asesinato disfrutando de una libertad obtenida gracias a la condescendencia de su Gobierno.

En cualquier caso, el Gobierno de Zapatero ya ha dejado acreditada su sensibilidad hacia el chantaje, tanto como deja ahora en evidencia su voluntad de tratar a los presos etarras como si de prisioneros de guerra se trataran. No otra cosa es disponerse a liberarlos o retenerlos en función de lo que hagan o dejen de hacer los que siguen en libertad. En cualquier caso, esto no se lo podrán reprochar al Gobierno quienes dicen ser partidarios de los "procesos de paz". Los que somos partidarios del imperio de la ley y del tratamiento individualizado de las penas no podemos compartir estos chalaneos, ni estas intermitencias del Estado de Derecho en función de las treguas de una organización terrorista. Y no las aceptamos, por mucho que celebremos el reingreso en prisión de quien no merecía, ni antes ni ahora, salir de ella.

El encarcelamiento de De Juana ni va a ser motivo de ruptura de ese frente anti-PP que prenegoció la tregua con ETA, ni debe ser condición suficiente para que Rajoy considere que Zapatero ha vuelto al Acuerdo por las Libertades y Contra el Terrorismo, como si de un hijo pródigo se tratara. Ya dijimos hace unos días que el caso de De Juana no era "ni el primero, ni el último, ni siquiera el más grave capitulo" de este proceso que han coprotagonizado el Gobierno del 14-M y ETA.

Para que ETA abandone toda esperanza, también el PSOE debe repudiar definitivamente ese "final dialogado de la violencia" que no ha hecho más que oxigenarla durante décadas. Se ha de retomar la letra y el espíritu del exitoso aunque breve periodo en el que estuvo vigente el pacto por las libertades. Y eso significa no estar dispuestos a sacrificar, ni siquiera a debilitar, los principios de firmeza en aras de un consenso con quienes, como los nacionalistas, no renuncian a un precio político por la paz.

Aunque Zapatero trasladara ahora sus responsabilidades a un cesado Fiscal General del Estado, aunque se depuraran las responsabilidades políticas por el chivatazo policial a ETA, aunque el Gobierno instara ahora en Estrasburgo un condena a ETA, aunque se ilegalizara ahora a los proetarras de ANV y PCTV, aunque se volvieran a presentar cargos contra Otegi, aunque los socialistas renunciara puntualmente en Navarra a sus alianzas con los separatistas, ¿cómo volver a confiar en un líder que, como Zapatero, ha demostrado ser tan voluble, como deja en evidencia su comportamiento ante un terrorista irredento como De Juana Chaos?

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