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Jorge Valín

Los españoles no nos dejamos robar

Cuando una persona trabaja para otra contra su voluntad y sin ninguna remuneración, a eso se le llama esclavitud. La confiscación por la fuerza de nuestro trabajo (impuestos) se puede calificar de muchas maneras pero no tiene ninguna justificación social

¿Se imagina que un ladrón le denunciase por no decirle a qué hora estará usted fuera de casa para poder entrar en su hogar y desvalijarlo? ¿Se imagina que la Mafia le llamase incívico por no querer ceder a su extorsión o que ETA dijera abiertamente que aquellos que no acceden a pagar su "impuesto revolucionario" son unos antisociales? Aunque nos suene grotesco, es algo que vemos y leemos cada día. El Gobierno, a diferencia de otros grupos alternativos, nos dice que sus impuestos no son revolucionarios, sino sociales. En realidad son dos formas de ver lo mismo. El robo se puede justificar de muchas formas, pero sigue siendo robo. La única razón por la cual los impuestos son pagados es por el miedo a las represalias, ya sea de organizaciones ilegales o legalizadas (Hacienda).

Los impuestos, como toda expropiación, son una gran injusticia. La presión fiscal en España supera el 36% según fuentes oficiales aunque dependiendo de cómo se contemple podría estar en un 40%. Para ver lo que esto significa, simplifiquemos la situación. De las 40 horas semanales que usted trabaja, 16 horas, o lo que es lo mismo, dos jornadas, son propiedad del Estado. También lo podemos expresar en el llamado Tax Freedom Day (día de liberación fiscal). Si tomamos todo el año, nos pasamos pagando impuestos casi 150 días ininterrumpidamente. Esto significa que si empezamos a pagar el uno de enero, el día de la liberación fiscal lo pasamos hace poco más de un mes. Mirémoslo en un plazo más dilatado. Si empezamos a contar desde que somos laborablemente activos (16 años) hasta que nos jubilamos (65 años), dedicamos 20 años de nuestra vida, única y exclusivamente a trabajar para el Estado.

Cuando una persona trabaja para otra contra su voluntad y sin ninguna remuneración, a eso se le llama esclavitud. La confiscación por la fuerza de nuestro trabajo (impuestos) se puede calificar de muchas maneras pero no tiene ninguna justificación social tal y como claman los amantes del totalitarismo económico.

Todo y así, aún hay gente que cree que lo ricos pagan más. Un estudio realizado en 2005 dio un dato curioso aunque nada sorprendente. Cada año, entre 350 y 370 ricos abandonan Francia debido a los impuestos. En España, un escaso 0,2% de declarantes asegura a Hacienda percibir unos ingresos anuales de 200.000 euros. Si esto fuera cierto, muchas entidades financieras destinadas a la gestión de fortunas no existirían. Si bajamos el listón, vemos que entre los empresarios ocurre algo similar. Según datos de la Agencia Tributaria, los asalariados declaran el doble de renta que los empresarios. ¿Cree que tal barbaridad es cierta?

Pero es que si bajamos más el listón de rentas nos encontramos que todos, en mayor o menor medida, no le decimos al ladrón cuándo no estamos en casa. Según la asociación de Técnicos del Ministerio de Economía y Hacienda (Gestha), los españoles "ocultamos" 1.800 millones de euros en alquileres al fisco, lo que significa casi un millón de arrendamientos. Esos "evasores de impuestos" ya no son gente rica. El alquiler de viviendas por parte de particulares está muy extendido en España entre las clases medias. Cualquiera en su vida cotidiana intenta no pagar el IVA al lampista, al mecánico o a cualquiera que pueda. Es totalmente lógico que la economía sumergida española esté en una horquilla del 20 al 25 por ciento del PIB, unos 10 puntos por encima a la media europea.

Es indiscutible que los españoles, viendo las cifras y a pesar de las duras penas que hay por no ceder económicamente al Estado, percibimos los impuestos como un robo y somos unos campeones en nuestra defensa fiscal, eso que el Estado llama fraude. Si los políticos quisieran servir de verdad a la gente, esto es un mensaje claro de cuáles son nuestras preferencias. Mientras el cambio no llegue, no lo dude: usted sabe manejar mucho mejor su dinero que cualquier político que se lo quiera expropiar.

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