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EDITORIAL

Tiempo al tiempo

La credibilidad que ofrece un Gobierno a la hora de plantar cara a una organización criminal es, precisamente, el factor determinante tanto para que le apoye la oposición como para que el terror abandone toda esperanza

El tiempo dirá si el líder de la oposición Mariano Rajoy ha cometido un acto de sensatez o de irresponsabilidad al considerar, tras su entrevista con Zapatero, que "no es hora de reproches ni de hablar de la credibilidad del presidente del Gobierno". El hecho, sin embargo, es que la credibilidad que ofrece un Gobierno a la hora de plantar cara a una organización criminal es, precisamente, el factor determinante tanto para que le apoye la oposición como para que el terror abandone toda esperanza.

Aunque la credibilidad del presidente del Gobierno ya la haya puesto en evidencia hasta El País, no vamos a negar que Rajoy tenga razón al afirmar que "tiempo habrá en su día para pedir responsabilidades a cada cual por las conductas de estos años". Ciertamente, tiempo siempre habrá para pedir las de todos. Lo que no podemos ahora dejar de matizar es la afirmación de Rajoy de que "ETA debe recordar, por si lo ha olvidado y se siente más fuerte, que gobierne quien gobierne nadie va a obtener nunca ninguna concesión política por matar o por dejar de matar".

Tal vez sea el propio Rajoy quien, en su apuesta por mirar al futuro, se sienta más fuerte y haya olvidado que ETA sí ha obtenido concesiones en ese terrorífico juego de matar y dejar de matar que lleva el nombre de "tregua". Son esos regalos del Gobierno los que han hecho a los terroristas sentirse más fuertes. Y lo recuerdan perfectamente. Concesiones políticas han sido que la Fiscalía General del Estado se alinee con la defensa de los acusados etarras, que se conceda a la banda en Estrasburgo el papel de interlocutor válido, que se condicione públicamente el futuro de unos presos –o del marco jurídico-político del País Vasco– a lo que hagan o dejen de hacer unos asesinos y que se conceda a los batasunos la posibilidad de volver disfrazados a las instituciones. Todas ellas responsabilidad de José Luis Rodríguez Zapatero, su Gobierno y su partido.

El PP debe apoyar la retirada de todas esas concesiones, sin olvidar nunca que se han concedido. Y teniendo Rajoy bien presente que el presidente del Gobierno al que ofrece su apoyo para derrotar a ETA ni siquiera le ha correspondido saliendo a la palestra para afirmar que comparte ese objetivo. No pasará mucho tiempo hasta ver si Zapatero responde a la confianza que el líder de la oposición, tan generosamente, le ha concedido.

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