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EDITORIAL

Sin complejos, Odón

Si el PSOE pacta en Navarra será con una coalición nacionalista, que comparte con el terrorismo el objetivo de que la Comunidad Foral sea anexionada por el País Vasco. Y lo hará porque comparte con ella el odio al PP

Al final parece que le tendremos que dar las gracias al Partido Socialista Navarro por aceptar la mano tendida por UPN y dignarse a presentar un candidato a la presidencia del Parlamento de la Comunidad Foral. Horas de reunión han necesitado para decidirse por dar su visto bueno a un cargo para uno de los suyos que, seguramente, considerarán "contaminado" por haber recibido los votos de la "derecha ultramontana", según la definición de Odón Elorza, siempre tan amable y solícito con los nacionalismos y tan insultante con la derecha que defiende la Constitución y la Nación española, únicos garantes de la libertad en el País Vasco.

Y es que el alcalde de San Sebastián es un ejemplo perfecto de la incapacidad de la izquierda española para aceptar la derecha como opción política legítima. Elorza ha destacado siempre por despreciar la unión de los demócratas contra el nacionalismo, ideología de la que se nutre el terrorismo de ETA, prefiriendo el apoyo de PNV y EA al del PP. Incapaces de ofrecer una alternativa ideológica que no haya fracasado estrepitosamente, enterrado el mito obrerista, lo único que le queda a muchos autocalificados como "progresistas" es el odio a la derecha. Y a él se aplican con fruición. Hasta el extremo de organizar un "homenaje" a las víctimas del atentado de Hipercor y no invitar a la asociación mayoritaria de víctimas porque, cómo no, "se excluyen ellos mismos". Sin duda, lo hicieron al apoyar la política que lideró el PP contra el terrorismo.

Odón Elorza ha llamado a Puras a llegar a un acuerdo con Nafarroa Bai "muy positivo, sin complejos y un pacto en clave progresista y no en clave de cuestiones nacionalistas". Pasa por alto que son precisamente los integrantes de esa coalición, como sucede asimismo en el País Vasco con EA y PNV, los que han pasado por encima de posibles diferencias ideológicas de izquierda y derecha para agruparse en una formación cuyo nexo de unión es precisamente el nacionalismo. Si el PSOE pacta en Navarra será con una coalición nacionalista, que comparte con el terrorismo el objetivo de que la Comunidad Foral sea anexionada por el País Vasco. Y lo hará porque comparte con ella el odio al PP, único requisito para ser aceptado como "progresista" por gentes como Elorza o el propio Zapatero.

Seguramente, la generosidad de UPN sea pagada con desprecio por los socialistas. Sin embargo, resulta difícil argumentar que una derecha que le regala sus votos a la izquierda para evitar que el nacionalismo meta la cuchara en Navarra esté fomentando la crispación, que es la excusa a la que ahora se acogen los "progresistas" para echarle la culpa de sus odios y sus complejos al PP.

El día en que el partido mayoritario en la izquierda acepte que la derecha tiene ideas distintas que tiene derecho a poner en práctica si recibe al apoyo de las urnas será el momento en que podamos dar realmente por cerrada la Transición. Una democracia sana no puede sobrevivir sin dos grandes partidos nacionales que coexistan como rivales, no como enemigos.

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