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Fundación Heritage

¿Globalizar la OTAN?

Una Alianza Global de la Libertad, que esté compuesta por aquellos países que estén dispuestos a emprender la lucha contra el terrorismo, entregadas al valor de la libertad y listas a contribuir a la defensa común.

Helle Dale

Uno no puede dejar de preguntarse si los líderes de los países de la OTAN, reunidos del 2 al 4 de abril en Bucarest, no se habrán sentido un poco nostálgicos rememorando los días de la Guerra Fría cuando el mundo parecía ser mucho más simple. La cumbre se celebró en los cavernosos salones del gigantesco Palacio del Parlamento rumano, construido por el demente dictador comunista Nicolae Ceausescu de Rumania. En estos salones lucen en todo su esplendor los encantos de la estética estalinista y los seres humanos empequeñecen ante la magnitud de un complejo que sirve de recordatorio de una época bien distinta.

Por supuesto, la verdad es que el mundo de aquel entonces, cuando las dos alianzas militares estaban en un congelado punto muerto, distaba de ser mucho mejor, todo lo contrario. En cualquier momento, el conflicto habría podido pasar de frío a candente, con consecuencias desvastadoras y potencialmente apocalípticas para el mundo. Y sin embargo, el caso es que el objetivo militar de la OTAN en Europa era mucho más sencillo de entender en aquel entonces. El primer secretario general de la OTAN, Lord Ismay, solía articularlo de forma algo brusca: la alianza servía para mantener a los soviéticos fuera, a los americanos dentro y a los alemanes abajo.

La mayoría de los países que entonces estaban en la competencia, el Pacto de Varsovia, son ahora miembros de la OTAN y hasta Rusia, el núcleo de la ex Unión Soviética y del pacto de Varsovia, tiene una relación formal con la OTAN a través del consejo Rusia-OTAN. Los compromisos que la OTAN ha asumido desde el final de la Guerra Fría, la operación contra Serbia en 1999 y la guerra de Afganistán en curso, no se asemejan a la tarea de defender al corazón de Europa de una invasión a manos del Este, motivo para el cual se diseñó la alianza.

Los numerosos llamamientos hoy en día para darle un nuevo concepto estratégico a la OTAN son un indicador de la actual difícil situación de la alianza. Desde el colapso de la Unión Soviética, la OTAN ha sido una alianza en busca de un propósito y, juzgando por los debates camino a la cumbre, lo sigue siendo. Y es en ese espíritu de búsqueda de un nuevo concepto estratégico que algunos han propuesto que la OTAN se convierta en una organización global; y de hecho, si continúa ampliándose, podría llegar a convertirse realmente en eso.

Contemplando las nuevas amenazas globales, como el terrorismo y la proliferación de armas, esta línea de pensamiento resulta provechosa. Como potencia global con aliados importantes no sólo en Europa sino también en Asia, Estados Unidos podría involucrar en una relación con la alianza a los miembros que actualmente van más por libre, o que no pertenecen a ella, como Australia. En su libro Liberty's Best Hope: American Leadership for the 21st Century (La mejor esperanza para la libertad: liderazgo norteamericano para el siglo XXI), Kim Holmes, vicepresidente de la Fundación Heritage para Política Exterior y Defensa, propone ir más allá del paradigma de la Guerra Fría y mirar hacia una Alianza Global de la Libertad, que esté compuesta por aquellos países que estén dispuestos a emprender la lucha contra el terrorismo, entregadas al valor de la libertad y listas a contribuir a la defensa común.

"La nueva alianza ampliada debería estar abierta a cualquier país libre, que proporcione seguridad pero cuya libertad esté amenazada por extremistas, terroristas, déspotas y estados canallas. Los aliados de Estados Unidos presentes en Afganistán e Irak son buenos candidatos para ser miembros fundadores". Holmes argumenta que, en el esfuerzo de Estados Unidos por buscar formas de rehacer su liderazgo global, hará falta un nuevo sistema de instituciones. De hecho, una Alianza Global de la Libertad podría ser una fuerza positiva de gran alcance en el nuevo ambiente de seguridad en el que nos encontramos.

Lo que hay que analizar detenidamente es si la OTAN puede convertirse en "global" sin perder las ventajas regionales que continúa produciendo en Europa. La OTAN aún sigue siendo el vínculo estratégico político y militar entre Estados Unidos y Europa y continúa teniendo un efecto estabilizador en el continente europeo como garantía de seguridad para sus nuevos miembros. En medio de esa búsqueda, no deberíamos perder de vista la esencia de esa misión.

©2008 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en el Wall Street Journal, Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.

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