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El Gobierno aprueba el Proyecto de Ley de Igualdad de Trato

  El último proyecto del Gobierno afectará a la educación, la sanidad, establecimientos o espacios abiertos al público o medios de comunicación.

punt dijo el día 9 de Junio de 2011 a las 23:52:

[berdonio] No se preocupe, que no me ha ofendido vd, aunque lo de socialista lo deduje no de lo del caldo gordo sino de su frase "Pero me temo que usted, como cualquier socialista, no ve la diferencia", que por lo que veo quería decir "Pero me temo que usted, como si fuese cualquier socialista, no ve la diferencia".

En cualquier caso, creo que entiendo su razonamiento, solo que sigo sin compartir que traslade su reivindicación política al ámbito de la lengua, ya que con ello la instrumentaliza en su propio interés, como hacen ellos.

Vd. mismo reconoce que las personas pueden perfectamente discriminar de forma arbitraria e injusta, pero teme que el hecho de que a esa actitud se la llame "discriminar" abra la puerta a una represión totalitaria de la libertad individual.

El problema es que si en lugar de llamar a esa actitud "discriminar" la llama "malexcluír" o "arbitrajar", puede legislarse de igual forma contra ello. ¿No se da cuenta de que son los totalitarios quienes son maestros en la manipulación del lenguaje como herramienta de ingeniería social y de represión política? Fueron millones los rusos enviados al Gulag por "empecer", acusados de tal cosa por el crimen de ser "ingenieros" o "burgueses", incluso "intelectuales". ¿Va a reclamar también que a los ingenieros, burgueses o intelectuales se les llame de otra forma, no sea que nos pase lo mismo?

La solución no es esa: la solución es defender a capa y espada el respeto a los derechos y libertades individuales. Y cuando esos derechos y esas libertades sean sagrados e intocables, será impensable que un particular pueda ser condenado penalmente por "discriminar". De hecho, una sociedad que haya alcanzado ese grado de civilización deberá disponer necesariamente de defensas sociales suficientes como para que los comportamientos discriminatorios sean reprobados socialmente, desincentivándolos.

Pero, le repito, lo único que se necesita es cumplir a rajatabla que "todos tenemos iguales derechos y libertades fundamentales", que "esos derechos y libertades fundamentales deben ser respetados siempre", y que "todos somos iguales ante la Ley". Como la igualdad a respetar es "ante la ley", sólo la propia Ley y sus representantes (los funcionarios) deberán respetar dicha igualdad arriesgándose a incurrir en ilícitos penales caso de no hacerlo.

Los particulares, en cambio, tendrán garantizado el derecho a utilizar el criterio que prefieran en su trato con los demás: como no son "la Ley" ni la representan, el trato no igualitario no podrá tener relevancia penal (salvo que se lleve al extremo de delinquir contra el discriminado).

¿Lo ve? Al final todo se reduce a respetar y hacer respetar los derechos y libertades individuales y la igualdad ante la Ley. El ilícito social de que un particular discrimine tendrá su castigo social en forma de rechazo y crítica. El ilícito legal de que una Ley o un representante de la Ley discriminen tendrá su castigo legal en forma de condena penal.

Naturalmente, ambas cosas seguirán llamándose "discriminar" porque seguirán siendo esencialmente lo mismo.

Pero entonces... ¿Qué es lo que pasa con esa "banda de iluminados empeñados en obligarnos a seguir el camino “correcto”."? ¿No se les estará haciendo el juego?

En absoluto: a esa jauría no le mueve realmente el ansia por la corrección, sino el desprecio por los derechos y libertades de los demás y por la igualdad ante la Ley, por encima de la cual se instalan. Por eso sus leyes pisotean los derechos y libertades, y discriminan.

Y también por eso les da exactamente igual lo que signifique o deje de significar la palabra "discriminar" ya que, si les interesa, son capaces de afirmar sin rubor salvajadas tales como que el hijo de una mujer no es un ser humano. Total, de lo que se trata es de matar niños y, para ello, la lengua, la ciencia y el sentido común sobran.

Así pues, ¿qué sentido tiene ponerse a ver cómo matizar la palabra "discriminación", no atendiendo a la naturaleza de la acción que describe sino en cuanto a su eventual relevancia penal, si los demagogos van a retorcerla y venderla como algo bueno sólo agregando la palabra "positiva"?

Centrémonos en lo importante y defendamos lo principal: derechos, libertades e igualdad ante la Ley. El resto vendrá por añadidura.

Un saludo.

berdonio dijo el día 8 de Junio de 2011 a las 13:01:

Punt:

Me consta que no es usted socialista. Sus comentarios me parecen en general muy acertados y no se corresponden, desde luego, con los de un socialista. Cuando dije que les estaba haciendo el caldo gordo, me refería a que inadvertidamente pudiera estar favoreciendo sus posturas; no tenía la menor intención de ofenderle, por lo que me disculpo si se ha molestado.

A ver si ahora consigo explicarme. Si pensamos que “los individuos son perfectamente capaces de discriminar según la segunda acepción puesto que también pueden optar libremente por discriminar aplicando un criterio arbitrario e injusto” y no añadimos nada más, estaremos legitimando, aunque sea sin pretenderlo, una ley que corrija tal injusticia. Y ése es el error, ésa es la rueda de molino con que, entiendo, pretende hacernos comulgar el socialismo, porque la selección excluyente de un particular nunca puede ser susceptible de persecución judicial (como sí lo es la de un político o funcionario) por más que lo sea de reprobación ética. Existe una gran diferencia entre la discriminación de un particular, que ni puede ni debe ser perseguida, y la de un funcionario, que debería ser castigada siempre. No entiendo por qué no lo acaba de ver claro, máxime cuando comprende muy bien que sólo los poderes públicos pueden privilegiar: pues, análogamente, sólo ellos podrán discriminar. La cuestión es por completo simétrica; si no es posible que un particular privilegie criminalmente, sino que a lo sumo, en legítimo uso de su libertad y propiedad, favorezca a quien quiera, de manera análoga, no podrá discriminar penalmente sino como mucho perjudicar en idéntico uso de sus facultades civiles. Un funcionario, por el contrario, está obligado a ser imparcial por razones obvias.

La clave del entuerto radica en confundir responsabilidad ética con penal, cuando se trata de dimensiones distintas. Sencillamente, no se puede diseñar un equilibrio ético total por idénticas razones que es imposible planificar una economía: sólo una mente omnisciente, un dios que contara con la infinita información relevante, podría hacerlo. En el mundo real es necesario ser mucho más humilde y conformarse con el imperio de la ley y el mercado; y no por modestia, sino porque la alternativa nos lleva de cabeza al infierno: no hay nada más letal y criminal que una banda de iluminados empeñados en obligarnos a seguir el camino “correcto”.

Es, por consiguiente, completamente necesario percatarse de que sólo los poderes públicos pueden privilegiar y discriminar en un sentido punible por la ley para que sepamos dar cumplida respuesta cuando los totalitarios pretendan confundirnos, con la ayuda de la imprecisión de la RAE, tergiversando las distintas acepciones. Los individuos podemos o no excluir injustamente en sentido ético pero no injustamente en sentido jurídico; el gobierno siempre que excluye lo hace injustamente en ambos sentidos; estos capitales matices no los contempla la RAE. Esto no es alterar el significado de las palabras ni galimatías babelianos, sino ajustarse a la realidad.

Otra cosa, cuando usted afirma que el poder político nos obliga a discriminar injustamente mediante esa aberración que llaman “discriminación positiva”, no son los individuos quienes lo hacen sino el gobierno que les violenta y de quien son meras correas de transmisión. La exclusión injusta y el favor injusto son potestades exclusivas de la política

Saludos.

punt dijo el día 5 de Junio de 2011 a las 13:35:

[berdonio] A ver, no quiero que piense que su punto de vista no me parezca interesante, que me lo parece.

Simplemente pasa que, una vez considerado, pienso que es incorrecto: la segunda acepción de "discriminar", la que describe una injusticia, puede resumirse en "excluir injustamente por razón de pertenencia a un determinado colectivo", y eso es algo que los individuos podemos hacer perfectamente.

Un saludo.

punt dijo el día 4 de Junio de 2011 a las 12:06:

[berdonio] ¿Socialista yo? Ande, no me haga reír. Sería el primer socialista que argumenta en contra de la intromisión del Estado en la vida privada citando a Mises (Ludwig Von Mises, para más señas).

De hecho, creo que vd. no ha entendido el último párrafo de mi otro comentario, en el que venía a decir que cuando son los individuos quienes discriminan, cada cual puede hacerlo o no libremente, pero que cuando son los poderes públicos no es que discriminen ellos (que lo hacen), sino que dictan leyes que obligan a todos a discriminar, so pena de quedar proscritos, perseguidos y castigados si eligen ser justos y no hacerlo.

Así pues, vd. critica que yo hable en español en lugar de en "berdoniés", idioma en el que las palabras no significan lo que significan.

La verdad, me quedo con el español.

Por ejemplo, "privilegio" significa, etimológicamente, "ley privada". Así pues, sí pueden privilegiar sólo los poderes públicos, por cuanto son ellos los únicos que pueden dictar leyes que no sean de universal aplicación. Cuando se habla de "privilegios" en otros ámbitos, en realidad se quiere hablar de un simple "trato de favor", pero no propiamente de una "ley privada".

Por el contrario, "discriminar" significa "seleccionar excluyendo", y aplica a muchos ámbitos, incluída la oftalmología, donde se habla de que "los daltónicos no discriminan entre el verde y el rojo" (debo decir que debo sufrir daltonismoo político, porque no diferencio entre los verdes y los rojos). Así, cuando vd. decía que "la genuina acción humana consiste en optar, en elegir, en preferir y en rechazar", obviamente lo decía según la primera acepción. El problema es que de ello vd. deducía que "es imposible que un particular discrimine", con lo que no estoy de acuerdo: los individuos son perfectamente capaces de discriminar según la segunda acepción puesto que también pueden optar libremente por discriminar aplicando un criterio arbitrario e injusto.

Así pues, si vd. ahora pretende que usar la palabra "discriminar" en su sentido propio es "hacerle el caldo gordo a los sociatas", vd. verá hasta dónde llega su honradez intelectual. Total, no califica o descalifica quien quiere sino quien puede.

Por cierto, sí haría el caldo gordo a los sociatas si diese por buena la degeneración del término "discriminación" que tanto les gusta: la "discriminación positiva", por la cual pretenden que una discriminación injusta se convierte en justa porque beneficia a un determinado colectivo, considerado "víctima" por dogma, lo que por lo visto legitima el hecho de cerrar los ojos ante la injusticia que sufre el colectivo realmente discriminado (pero que supuestamente "se lo merece" ya que es el "agresor" por dogma).

En fin, yo parto de que hay que llamar a las cosas por su nombre, haciendo honor a la verdad. Y, sintiéndolo mucho, falsear las palabras para hacerlas significar lo que no significan pero a mí me gustaría que significasen, hace un flaco favor a todos: al final, unos acabarían mintiendo en un sentido y los otros en el contrario, mientras la verdad es ignorada por todos.

Y no me llame sociata, hombre. Si quiere, pregunte por aquí a ver si alguien comparte tan absurdo diagnóstico.

Un saludo.

berdonio dijo el día 2 de Junio de 2011 a las 12:59:

Punt:

Vamos a ver, hombre, es obvio que en el contexto político que nos ocupa se considera sólo la segunda acepción. También debería ser obvio que existe una grandísima diferencia entre que una institución pública dispense diferente trato a las personas sin justificación y entre que, pongamos por caso, un particular me considere un ser inferior y se niegue a honrarme con su amistad o una empresa privada decida no contar con mis servicios porque no le gusta mi nariz. Pero me temo que usted, como cualquier socialista, no ve la diferencia. Y ése es el problema.

La crucial diferencia radica en que quien ostenta la coacción y recursos públicos tiene el deber de ser imparcial, no así quien carece del poder de interferir con violencia en la vida de los demás y se limita a disponer de su libertad y de su propiedad. Por tanto, debería quedar claro que se trata de actos esencialmente diferentes que, para evitar confusiones, no se pueden denotar con el mismo término, por mucho que ambos actos compartan ciertas notas comunes de origen. Por ejemplo, una cosa es matar a traición y con alevosía y otra bien distinta matar en defensa propia; no sería correcto homologar tan diferentes actos bajo el mismo título, por lo que se impone diferenciar ambas muertes llamando asesinato a una de ellas. Es por esa razón que sostengo que sólo los poderes públicos pueden discriminar o privilegiar: hago un uso restrictivo del verbo en su sentido más peyorativo, por oposición al extensivo carente de matices, para llamar la atención sobre las diferentes consecuencias en función del actor.

Dicho de otra manera, Sr. Punt, discrimina quien puede, no quien quiere. A menos que fuera usted un funcionario, no podría discriminarme a mí de ningún modo ni yo podría denunciarle legítimamente por ello. La manipulación socialista que deja vía expedita hacia el totalitarismo se origina en esta confusión de conceptos, por eso es tan necesario entenderlo.

Ni “obligar a discriminar” ni falso ni impreciso. El equivocado es usted sin la menor duda. Espero que me haya entendido y no siga haciéndoles el caldo gordo a los sociatas.

Un saludo.

punt dijo el día 30 de Mayo de 2011 a las 10:57:

[Ppmtnez] Al contrario que vd., yo no dudo que Rajoy pueda llegar a la presidencia. Lo que sí pongo en duda es que ni siquiera pase por su mente derogar una mísera coma de todas estas leyes totalitarias.

Tenga en cuenta vd. que Rajoy vive del dontancredismo, de no soliviantar al contrario mientras deja que se peque el morrazo (y todos los demás con él). Una vez en la presidencia, querrá revalidad, y para eso necesita seguir la misma política de apaciguamiento, que pasa por no derogar ninguna ley progre (es decir criminal, inconstitucional, injusta, arbitraria, ideológica, discriminatoria, antisocial, degenerada, cutre, tóxica... ¿sigo?).

De ahí que no quiero al "Rajao" del "PePOE" en la Moncloa: porque va a ser más de lo mismo y sólo servirá para consolidar la Alta Traición que se ha cometido a todos los niveles (todo sea dicho, con la colaboración estelar de ese TC que ha declarado constitucional la voladura de la onstitución).

[berdonio] Falso o, cuando menos, impreciso.

discriminar.
(Del lat. discrimināre).
1. tr. Seleccionar excluyendo.
2. tr. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.

Desde luego, forma parte de la "acción humana" (como la denominó Mises) el elegir, el optar entre alternativas. De hecho, muchas veces esa elección se va a realizar mediante una dicriminación de opciones, excluyendo unas para elegir otras.

El problema es que esa discriminación se puede realizar con criterios lícitos o ilícitos, y es ahí donde entra la segunda acepción de "discriminar", que puede ser puesta en práctica por cualquiera, persona o institución.

Me parece que a lo que alude vd. es a que sólo los poderes públicos pueden no ya "discriminar" (cosa que cualquiera puede hacer) sino a "obligar a discriminar" (imponiendo la discriminación mediante una ley de obligado cumplimiento para todos, de forma que quienes elijan no discriminar sean perseguidos y castigados por actuar justamente).

Un saludo.

Ppmtnez dijo el día 29 de Mayo de 2011 a las 08:54:

Si pero si ganase Rajoy (lo cual dudo) siempre puede anular todas estas leyes y prohibiciones sin sentido que hace esta panda de "listos"( no inteligentes, hay diferencia).

berdonio dijo el día 28 de Mayo de 2011 a las 15:26:

SÓLO LOS PODERES PÚBLICOS PUEDEN DISCRIMINAR. Y de hecho no hacen otra cosa, la acción política es pura discriminación. Pero es imposible que un particular discrimine, puesto que la genuina acción humana consiste en optar, en elegir, en preferir y en rechazar. El hombre es esencialmente libre y jamás discrimina, pues no sólo no tiene obligación alguna de tratar a los demás igual sino que necesariamente debe seleccionar.

Es el poder político quien discrimina y privilegia, y el único que puede hacerlo. Y lo hace porque no respeta la ley. Somos por naturaleza iguales ante la ley y la única discriminación posible es violar tan sagrado precepto. Ésa es la razón de ser del socialismo criminal: violar una y otra vez la igualdad ante la ley, discriminando y privilegiando, para forzar a la gente a transitar por la vereda que impone.

Es un sarcasmo criminal que los tiranos confundan los últimos reductos de libertad civil con lo que monopolizan y detentan en exclusiva, la potestad discriminatoria. No es casualidad, el más demencial proyecto totalitario está en marcha y contra él no cabe otra respuesta que la guerra total.

juanvic dijo el día 28 de Mayo de 2011 a las 00:11:

Pajín: Aprobado en Leyes NazionalSocialistas. Sobresaliente en Fascismo. Matrícula en suspensión de libertades.

vesontio dijo el día 27 de Mayo de 2011 a las 22:23:


Esta ley es un nuevo paso mas hacia el totalitarismo.Acabaremos asfixiados por los excrementos legislativos de indole criminal fabricados por mentes que se superan cada dia mas en su abyeccion.