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Raúl del Pozo descubre un topo en el PSOE y 'El País' la arma por el crucifijo

Los indignados vuelven a base de tortas a las portadas de los periódicos, divididos entre la indulgencia de unos y los sopapos de otros.

El Mundo, supercomprensivo, relaciona directamente la "mala imagen de los políticos" que refleja el CIS con la bronca de ayer en Valencia porque los ‘indignados’ protestaban "contra la corrupción". Pedro J., que ayer instaba a los indignados a que se presentaran a las elecciones si querían entrar en el Congreso, hoy advierte de que la violencia de ayer puede ser "sólo la primera expresión de hartazgo", así que esperamos expectantes -y a resguardo- a la segunda. Y es que aunque "nada justifica saltarse la ley, ayer tomaron posesión de su cargo 10 diputados del PP implicados en casos de corrupción" y claro: "¿No es eso una provocación de Camps?". Oye, pues es verdad, ni Público lo hubiera expresado mejor. Todos a por unas tijeras.

Jiménez Losantos no les trata con tanto cariño. "Los coros y danzas de Rubalcaba siguen ensayando para las generales". Tras dejar claro que los del Parlamento "representan poco" y que hay que cambiar la ley electoral, se pregunta: "¿Pero a quién representan este hatajo de indignantes golpistas?". Representan, cree, a Rubalcaba, "su padrino y protector, que es quien piensa capitalizar la violencia callejera contra el PP".

Pero hay otras cosas en El Mundo. Cuenta el corresponsal en Extremadura, David Vigario, la desgraciada vida del coordinador de IU, Pedro Escobar. Resulta que sus bases no quieren apoyar al PSOE y está en una "terrible encrucijada de la que no sabe aún cómo salir airoso". Las "dudas le asaltan" y tiene "muchas dificultades para conciliar el sueño". Ay, pobre. Ale, ale, que no es para tanto, hombre, todo se arreglará.

Y Raúl del Pozo sigue preocupadísimo por Zapatero, a quien aconseja una crisis de gobierno porque si no se va "van a convertir su últimos meses en Moncloa en una pesadilla". El problema es que "si convoca ahora" elecciones "los machacan". Y desenmascara a un infiltrado del PP en las filas del PSOE. Es Jáuregui, "el charlatán que siempre se adelanta a las predicciones" y que ha filtrado que las elecciones serán en noviembre. "Está de parte de la derecha", advierte. Madre mía, ¿lo saben ya en el PSOE? ¿Y en el PP?

El País halla la madre del cordero de las protestas de los indignados. "Se juntaron" ayer en las Cortes "algunos males de la política que han desencadenado un fuerte malestar ciudadano". Ahí va. "El presidente de la Cámara, Juan Cotino, miembro del Opus Dei, pidió que se colocara, por primera vez, un crucifijo en la mesa del parlamento, ante la mirada estupefacta de los políticos de la izquierda ". ¡Madre del cielo! Y todos pensando que era el paro, la corrupción, la cara durísima de los políticos, los bancos, los mercados, la ley electoral. Y era la cruz de Cotino. Menos mal que está El País atento, que si no... Por cierto que poco después dice que "la ley permite usar símbolos religiosos". Vaya por Dios, estas leyes tan permisivas.

Y estupefacta me he quedado yo leyendo a Fernando Vallespín. ¿Pues no le ha copiado el discurso al PP? Se pregunta cómo Rubalcaba es la "esperanza del PSOE" si "ha estado desde el principio pegado al proyecto zapaterista. Es posible que sea el más listo de la clase, pero sigue perteneciendo a ella". ¿Es la mismita Soraya o no?

La Razón se rearfirma. No le caen bien los indignados. "Muestran el verdadero rostro ( ...) Agresivos, sectarios y dogmáticos. Arremeten contra un gobierno democrático pero se callan ante formaciones que, como Bildu, imponen el miedo y utilizan la amenaza", dice. Oye, pues es verdad, nadie había caído. Y a Ussía, además de tampoco caerles bien porque "ellos son los que no representan a nadie", le resulta "desconcertante la simpatía que han despertado en muchos comunicadores estos chicos, y no tan chicos, desnortados". Ah, Ussía, es la nostalgia de dormir en tienda de campaña sin que te duelan los riñones.

Para ABC, "los auténticos indignados son los empresarios de Sol" y cree que "si alguna vez la tuvo, la ocupación de Sol ha perdido cualquier legitimidad", así que andando, "ha llegado la hora de que las autoridades hagan cumplir la ley". Ignacio Camacho tiene sentimientos encontrados. Cree que hubo un M-15 bueno y les advierte de que su causa puede caer "en manos de un grupo de radicales propensos a la exaltación y la algarada". En un detallado análisis, cree que la bronca de ayer se montó porque ante el "decaimiento de la atención mediática, tratan de recuperar protagonismo mediante una estrategia de provocación que busca titulares de telediario tratando de forzar una represión violenta ante la que crecerse". Hombre, con lanzamiento de tijeras, así cualquiera.

Y La Gaceta cuenta que si a Cotino le dio por el crucifijo, a la oposición le dio por "símbolos a favor de Palestina y la III República y por chapas con Sí al Valenciá". Ese detalle se le ha escapado a El País. Qué pintoresco estuvo ayer el Parlamento valenciano.

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