Los quioscos de este sábado están cargados de noticias relacionadas con la reforma constitucional. Para el diario El Mundo, PP y PSOE someten las autonomías a la disciplina del Estado y añade que la reforma "las corresponsabiliza con el objetivo del déficit y establece mecanismo de sanción si no lo cumplen".
Pedro J. Ramírez, a pesar de sus reservas iniciales, apuesta ahora por la reforma y en su editorial destaca que fortalece a la nación. "La imposición de medidas de equilibrio presupuestario a las comunidades era un compromiso muy firme del PP, asumido a regañadientes por Zapatero para que cada uno de los parlamentos autonómicos legislara sobre el particular. A partir de esta reforma, que establecerá mecanismos que sancionarán a los incumplidores, las comunidades no tendrán más remedio que ceñirse a la disciplina fiscal del Estado", arguye.
El Mundo también nos deja otros asuntos, como por ejemplo el preocupante dato de que el Gobierno aflora por sorpresa un gasto extra de más de 1.000 millones por lo que Economía reconoce que será "muy difícil" su previsión de crecimiento.
Pero, a tenor de que es sábado, otros asuntos mucho más livianos también captan nuestra atención: este rotativo se centra en la desbandada de las filas socialistas de una forma muy especial, y titula "el final de las ministras Vogue". La última: Elena Salgado, que no quiere ir en las listas socialistas. Por su parte, el futuro marido de la Duquesa de Alba negocia su sueldo como marido. Y Susana Griso nos sorprende con una veraniega entrevista: "No me veo de monja".
Recobramos el tono más informativo y seguimos el repaso: El País destaca que Trabajo apuesta por el empleo temporal para combatir el paro. Y ya en su página de opinión asevera que "El Gobierno estimula el empleo temporal y limita su capacidad inversora en busca de estabilidad". La foto de portada es para el huracán Irene, que ya llega a Estados Unidos.
En ABC muestran una euforia nada contenida por la reforma constitucional: Unidos por la austeridad, a la par que destaca la cumbre socialista que se celebrará el lunes para intentar evitar la brecha interna. Otro de los titulares del rotativo de Vocento destaca la "nueva batería de medidas light para fomentar el empleo".
ABC también no abre el apetito sobre una entrevista que se publicará el domingo en el XL Semanal al Mariano Rajoy más íntimo: "Por suerte para algunos, no soy una persona rencorosa", dice el líder del PP, descalzo y con bermudas junto a su mujer, Elvira Rodríguez.
La Gaceta hurga en la herida del socialismo y recoge un textual de un histórico dirigente de este partido: "Zapatero se ha vengado de Rubalcaba". Bajo el epígrafe de "El PSOE, la casa de los líos a tres meses de las elecciones", también reproduce unas declaraciones polémicas del candidato: "No importa quién maneje el timón o quién eche el carbón".
Carlos Dávila, por su parte, habla de "estupor" e incide en lo "asombroso" que supone que "el ministro del Interior atice a su propia Policía". "Causa asombro. Este hombre -Camacho- debe de padecer esa disminución de las facultades intelectuales de la que habla la patología siquiátrica. Eso es lo que le debe estar pasando al sectario Camacho, un fiscal metido a socialista enrabietado que ha decidido, primero, que a los ilegales indignados que enmerdan Madrid no se les toque un pelo y, segundo, que la Policía no pueda identificar a los subversivos".
"La izquierda indignada también abandona a Rubalcaba", titula La Razón, que aborda la reunión de urgencia del lunes en Ferraz, a la que han sido llamados barones y diputados para intentar zanjar la división por la reforma del Constitucional. Por su parte, el movimiento 15-M, sindicatos y asociaciones izquierdistas, a los que el ex vicepresidente quería captar para las elecciones, también se rebelan.
Público, por su parte, sigue a lo suyo: el referéndum gana apoyos, dice, a pesar de que la reforma cuenta con el 90% del "sí" del Congreso de los Diputados. Habla este diario del espaldarazo de Duran (CiU) así como de, atención, dos diputados socialistas.
Por último, La Vanguardia lleva a la portada que "los contratos en prácticas se alargarán hasta los treinta años" y es el único que sigue hablando de Gadafi en su primera página: "Los rebeldes se centran en limpiar Trípoli de gadafistas".