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LA PRENSA DE UN VISTAZO

Picantonas confidencias de Zapatero a Del Pozo y bronca de 'El País' a Rubalcaba

Ya ha llegado, ya está aquí el impuestazo a los ricos del millonario Rubalcaba. Pero no se crean, ni la prensa de izquierdas está contenta.

El Mundo se queja de que Salgado anunciara el impuesto antes de salir corriendo a Polonia. Tanta prisa tenía la ministra que en los pasillos del Congreso cogió un bic y "garabateó en un papelillo" las cuentas. "Dejadme un papel", dijo a los periodistas. Y ni corta ni perezosa explicó lo que es capaz de hacer "la magia de los números". A Pedro J. lo que le molesta es la pérdida de respeto "de las formas" porque lo que es el impuesto le importa un comino. "Se quedará en un guiño al electorado socialista, en un gesto de cara a la galería sin consecuencia alguna".

Lo que mola hoy en El Mundo es lo que cuenta Santiago González. Resulta que Zapatero "ha hecho una confidencia extraordinaria al periodista Antonio Casado que éste ha dado a conocer en un susurro a Carlos Herrera". Es que no se le pueden contar secretitos a un periodista, lo largan siempre. "Me voy sin rencor hacia nadie. No conozco ese sentimiento". No especifica González si fue antes o después de la supervisión de nubes. Esta otra "sublime horterada" de Zapatero –le robo el adjetivo a David Torres- le parece a Santiago González una obviedad. "¿Cómo podría albergar rencor un hombre que ha hecho un escrupuloso acuse de recibo de cada uno de los agravios recibidos". Y del rencor que no habita en Zapatero ni hablamos. "Su forma de gobernar ha sido reavivar el rescoldo del rencor entre los españoles". Pero si de confidencias zapateriles se trata, Raúl del Pozo deja en calzones a su compañero. Él tiene una mucho mejor, dónde va a parar. "A mí me juró que no ha tenido trato carnal alguno fuera del matrimonio en sus años de presidente" así que a Raúl no le extraña "que quiera escaparse". Ni a mí, qué tío tan aburrido.

Creerán que El País está celebrando por todo lo alto que los ricos apoquinen de una vez, con la lata que ha dado. Pues no, tiene un cabreo supino con Rubalcaba, el Gobierno y el PSOE. Con el impuesto de Patrimonio el Gobierno ha lanzado "mensajes confusos y contradictorios" en un "rosario de idas, venidas, contradicciones y rectificaciones". Encima, han dejado a El País con el culo al aire con su titular del martes de que las comunidades rebeldes se iban a enterar. Ahora resulta que "las comunidades rebeldes no tendrán ningún perjuicio", tócate las narices. En el editorial del rapapolvo prisaico no se libra nadie. "Un rumbo y el contrario". Con la reforma laboral "el Gobierno ha hecho un viaje de ida y vuelta que pone una vez más en cuestión su capacidad para gestionar la crisis", toma bastonazo. "No es la única materia en la que el Gobierno da muestras de mantenerse resignadamente a la espera, ensayando con desgana un rumbo cualquiera y el contrario...", pumba, segundo bofetón en toda regla. El impuesto de patrimonio "se ha convertido esta semana en una sucesión de mensajes distintos e imprecisos, cuando no contradictorios, entre distintos miembros del Gobierno y del equipo del candidato socialista (...) el mismo Gobierno que anuncia una cosa un día, la modifica al siguiente. Más que mejorar las expectativas del partido socialista, estos vaivenes solo contribuyen a desmoralizar aun más a sus potenciales votantes". ¿A que El País acaba por pedir el voto para Rajoy? "Los traspiés de esta semana no contribuyen al objetivo inicial del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, de potenciar su credibilidad". Menuda bronca, Alfredo. Hala, a agachar la cabecita y al rincón.

Bueno, siempre queda Público para darles una palmadita en la espalda, dirán. Pues no. Tampoco están contentos. Y es que después de que los pobres estemos tirándonos de los pelos con el impuesto a los ricos, van ellos y ni se inmutan. Isaac Rosa está indignado y con razón. "Para que la medida fuese más creíble y despertase más entusiasmo en los ciudadanos, los ricos podían haber pataleado un rato, protestado, incluso salir en manifestación (...) pero nada, no protestan, ni ellos ni los mercados. Ni la prima de riesgo se conmueve unos puntitos". Pues es verdad, oye, es que ni rechistan. ¿Se habrán enterado? ¿Y si le pedimos a Rubalcaba que les apriete un poquito más?

En La Gaceta, Carlos Dávila está harto, harto, harto. El impuesto es un "capricho progre", de los izquierdistas de toda la vida que siempre hacen lo mismo. "Meternos la mano en la cartera para que paguemos sus desatinos" mientras que los "ricos de verdad están como si les chiflan –je, je, como Rosa-, los incautados, o sea todos nosotros, estamos a ver si les chiflamos para que de una vez –te has tragado la p..., Carlos, que se nota- se larguen. ¡Qué pesadilla de tíos!".

La Razón deplora el "castigo a los ahorradores por una décima de déficit" de Rubalcaba mientras le soba el lomo a Rajoy. En Barcelona recibió el "espaldarazo" de los empresarios, que "hicieron ayer piña en torno a la figura del presidente del PP que acertó de pleno al exhibir un discurso institucional, constructivo y alejado de crispaciones" para centrarlo en "propuestas que el país necesita para salir de la crisis". Qué peloteo, por Dios. Menos mal que José Antonio Vera les pega un pellizco para compensar tanto empalago. Ve a los "líderes peperos desbordantes de felicidad (...) haciendo el chorra al decir lo que no deben" y "al final acaban asustando a la gente". Así que cuidadín, que "las elecciones no están todavía ganadas. Rubalcaba no es ningún tonto (...) así que no estaría de más que empezaran a templar la euforia".

Y en ABC, Hermann Tertsch tritura a Zapatero por su enésimo "desprecio a las víctimas del terrorismo". El presidente "ni siquiera ha contestado a la invitación que se le envió" para acudir al congreso de víctimas de París. "Su ausencia de París no es sino la muy esperada enésima afrenta a quienes ha considerado unos muy molestos obstáculos para la propagación de sus mentiras". Lanzó a sus medios "a difamarlas como activistas de la derecha o tontos manipulados. Las infamias alcanzaron cotas desconocidas y los diarios del zapaterismo se dedicaban a buscar banderas anticonstitucionales en las manifestaciones de las víctimas para tacharlas de fascistas". Las víctimas conocieron antes que nadie "la auténtica catadura del personaje" y su "incapacidad total" para la "mínima empatía con sentimientos y sufrimientos de los demás". Así que Hermann Tertsch se pasa por ahí mismo el respeto de Pío Escudero y los senadores del PP hacia el presidente. "Él no respeta nada ni a nadie".

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