En El Mundo, Pedro J. persiste en su tarea de amargarle los desayunos a Rubalcaba. "Todo indica que el candidato socialista, que sabe que tiene muchas posibilidades de sufrir una histórica derrota, ha optado por una huida hacia adelante, volviendo a la vieja táctica de intentar meter el miedo en el cuerpo al electorado". Sin embargo Casimiro García-Abadillo cree que Rubalcaba es de carne y hueso y tiene "miedo escénico. Eso es lo que está pasándole al candidato socialista. Ve que se acerca el día D y que las encuestas no reflejan la recuperación en expectativa de voto que su candidatura supuestamente provocaría de forma inmediata". Debe estar hecho polvo. Qué palo para la autoestima de un tío tan, tan listo.
Jiménez Losantos atiza al juez Gómez Bermúdez por la prisa que le ha entrado con el chivatazo. "El juez archicondecorado y pensionado por Rubalcaba ha mutado en Rubermúdez, su guardajuez" que para "evitar el banquillo a los faisanes (...) pretende que se juzgue una interpretación seráfica de su relación ideológica con la banda y no el hecho criminal de haber colaborado con ella".
Y Sánchez Dragó nos cuenta que ha perdonado a Rajoy. Resulta que en 2008, poco antes de las elecciones, se enfadó con él porque "en el último momento me dio plantón en El Diario de la noche, y se fue al programa de Buenafuente". Será malqueda y traidor. Ya lo dice Dragó, "una putada". Al columnista le sentó como una patada en las narices y, claro, "desde entonces he venido aguijoneándolo, aunque sin excesiva saña" pero "ha llegado el momento de olvidar el agravio (...) Amigo Rajoy: voy a votarle". Qué bueno es Dragó, qué pedazo de corazón alberga en su interior.
A El País le espera una dura semana. Ahora tiene que salvar el pellejo a Rubalcaba por el tema del chivatazo, así que ha llamado a dos juristas para que "discrepen sobre si existió el delito" de colaboración con ETA. Empachados ante tanta imparcialidad, los periodistas M.C.R / M.A. zanjan las discrepancias. "Las acusaciones del caso Faisán se basan en indicios. No hay pruebas directas de la participación en los hechos de los procesados. Aunque el chivatazo parece acreditado. Cuestión distinta es la autoría". Y ya vale de tanto debate.
Salvado Rubalcaba, las tortas al PP se las dan los columnistas. Enrique Gil Calvo cree que hay una maldición en La Moncloa, que "predestina a un desenlace fatal". Pero claro, siempre ha habido clases. Suárez tenía "seductora simpatía", Felipe, un "carnal carisma", Zapatero, una "timorata pusilanimidad", defectillos de nada comparado con "el truculento y tenebroso Aznar". El catedrático Angel López García Molins lo pone todavía peor y alerta "del peligro que para el PP y para España comporta su lado oscuro de extrema derecha, ese Carajillo Party". "El PP se escora peligrosamente hacia el neofranquismo en política lingüística", dice aterrado.
ABC, siempre tan tibio, no se corta a la hora de atizar a Gómez Bermúdez. "La Audiencia entra en campaña", titula el editorial. "La decisión de Javier Gómez Bermúdez de convocar el pleno para resolver unos recursos que debía decidir la sección segunda tiene toda la apariencia de una maniobra politizada, destinada a torcer el curso previsible de este caso". Malo, malo, malo. Si ABC se pone así...
La Gaceta tampoco mira con buenos ojos el asunto. "Bermúdez votará mañana sobre el Faisán pese a que interior le condecoró tres veces". "Debería abstenerse", dicen las fuentes jurídicas consultadas por este periódico. Y es que "las maniobras del posibilista Bermúdez han erizado los recelos en la frontera que separa la justicia del interés político".
Hasta Público se lanza a degüello sobre el Faisán y también le molesta un juez, pero es Enrique López, "clave" en el caso pese a haber "participado en 53 seminarios de la fundación del PP presidida por Aznar". ¿Se lo pueden creer? Y todavía ejerce como juez. Imperdonable. "Aunque sólo fuera por pudor, López debería inhibirse. Sobran motivos", dice Jesús Maraña.
Y La Razón ahora quiere mucho a Chacón, miren ustedes. "Arranca más aplausos que Rubalcaba". La ‘niña del casting’ que tuvo la desfachatez de querer competir con Rubalcaba "exhibe" ahora "madurez sobre el escenario". A Rubalcaba "le recibieron con un tibio palmoteo", pero Chacón, bueno Chacón, no vean, desató "los aplausos más encendidos y fuertes". Qué dura es la política, pero qué dura.