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Las costumbres del asesino: puñetazos en la pared, natación y pádel

El asesino de la Iglesia de la calle Jazmín acostumbraba a golpear las paredes de su piso. En dos meses se quedó demacrado.

El asesino de la Iglesia de la calle Jazmín acostumbraba a golpear las paredes de su piso. En dos meses se quedó demacrado.

El hombre que mató a tiros a una mujer embarazada y dejó a otra herida para después suicidarse en una iglesia madrileña, tenía una orden de alejamiento sobre su expareja, también embarazada.

Sobre el homicida, Iván Berral Cid, un madrileño de 34 años, pesaban además antecedentes por malos tratos en el ámbito familiar, narcotráfico, resistencia y atentado a la autoridad, lesiones y amenazas, y hasta 20 detenciones ha informado la Jefatura Superior de Policía.

Al parecer vivía desde haces meses en la calle, según la Policía, aunque los servicios municipales no tienen constancia de que haya ocupado ninguna plaza de la red pública de atención a personas sin hogar ni que hubiera pedido ayuda al Samur Social.

Pese a esto, la casa que poseía el agresor, Iván Berral, era una propiedad nueva en la que éste había invertido 500.000 euros hace poco más de dos años. Tras las denuncias de su pareja colombiana pasó, según los vecinos, "de ser un cachas a estar demacrado". La casa presenta un aspecto abandonado y se pueden apreciar golpes en las paredes, que Berral trató de ocultar con muebles, o incluso una máquina recreativa.

Había otros comportamientos extraños. "Bajaba y subía la persiana durante 10 minutos sin sentido, y tiraba cosas por la ventana", asegura una vecina-, mientras que otras veces se pasaba el día "nadando y jugando al pádel" en las instalaciones de la urbanización de la calle Dulce Chacón. Además, aseguraron vecinos al diario, "tenía varios coches y una moto blanca". Una empleada del hogar limpiaba su piso hasta que encontró la pistola y se decidió a no volver, dice elmundo.es.

En ese hogar, que tenía la cerradura forzada –seguramente por él, especulan los vecinos-, lo que no había era fotografía alguna de su hija de dos años, o de su ex pareja, de la que tenía una orden de alejamiento, y que ahora espera un hijo del asesino.

Además, estaba obsesionado con las mujeres embarazadas y decía que le perseguía el demonio. Su plan, producto de una mente perturbada –diversas denuncias de alejamiento por violencia familiar y tráfico de drogas, así como atentados contra agentes de la autoridad, pesaban sobre él- pero a la vez minucioso, consistía en vengarse de cualquier mujer embarazada que encontrase, según cuenta ABC. En la nota que llevaba escriba en su cartera decía "Tengo el diablo detrás. No tengo trabajo. No tengo dinero. No tengo nada. Tengo que hacer algo. ¡Estoy desesperado!".

No obstante, y pese a su abultado historial delictivo, no constaba nada de sus problemas psiquiátricos, los mismos que le llevaron a idear una venganza contra inocentes y que en realidad era contra su propia ex mujer.

Arma de fogueo manipulada

La policía ha descartado que Iván tuviera algún vínculo ni con la víctima mortal, Rocío P.O., de 36 años, ni con la mujer herida, M.L.F.C, de 52.

Utilizó un arma corta de fogueo manipulada para poder disparar munición real, que finalmente acabó estallando tras efectuar cuatro detonaciones.

Un testigo de lo ocurrido anoche en la parroquia ha relatado hoy que el hombre llevaba todo el día merodeando por la zona y, como ya ha confirmado la policía, llevaba la pistola escondida en una funda de raqueta de pádel.

Ha afirmado que el agresor fue "directamente" hacia su víctima, que estaba sentada delante de él esperando que comenzara la misa de ocho.

Después de disparar a la mujer embarazada, a otra, a la que hirió en el pecho, y al techo, se detuvo "cuatro o cinco metros antes del altar, se arrodilló y, de espaldas al altar y mirando a la calle y a la persona a la que había matado se metió la pistola en la boca y disparó", ha relatado este testigo.

El cura de la parroquia, Francisco Santos, ha contado que el agresor había estado merodeando en torno a la iglesia y que parecía nervioso, aunque mantuvo un comportamiento "correcto, no agresivo". Ninguno de los dos le había visto nunca por el barrio, mientras que la víctima mortal y su madre, que estaba sentaba junto a ella, sí eran conocidas.

El neonato, salvado por la sanitarios de emergencias tras serle practicada una cesárea de urgencia a su madre, permanece ingresado en el hospital La Paz.

Aún está pendiente de evaluar su estado neurológico, ya que nació en parada cardiorrespiratoria, según ha relatado hoy la neonatóloga de guardia del Summa que le reanimó, Tamara Carrizosa.

La neonatóloga ha contado también que, pese la urgencia de la intervención, hubo un momento para que el padre del recién nacido pudiera verlo en el mismo lugar de los hechos, aunque, como todo el mundo ha comentado, el hombre estaba también en estado de 'shock'.

La mujer de 52 años que resultó herida, cuya identidad se corresponde a las iniciales M.L.F.C., se encuentra "consciente, estable hemodinámicamente y fuera de peligro vital", según el parte médico facilitado hoy por el hospital La Paz, en cuya Unidad de Reanimación Cardiotorácica es atendida.

Cuando fue hospitalizada presentaba cuatro heridas no penetrantes por arma de fuego y contusión pulmonar derecha.

La mujer asesinada, natural de la localidad pontevedresa de Fornellos de Monte, era empleada de banca en la sucursal de Caixa Galicia de la calle de Santa María de la Cabeza, 44, cuyos empleados no han querido hacer hoy declaraciones sobre su compañera alegando que tenían instrucciones de la empresa en este sentido.

Tras la autopsia practicada hoy en el Instituto Anatómico Forense, los restos mortales de la mujer han sido trasladados esta tarde al tanatorio de la M-30 y mañana serán incinerados al mediodía en el crematorio del cementerio de la Almudena.

La jefa de guardia del Samur Ceferina Cuesta, que practicó a la mujer fallecida una cesárea y salvó a su bebé, ha recordado hoy a los medios que "fue una decisión de un segundo" y ha dicho: "Ya que por la madre no se ha podido hacer nada, tienes que apostar por la vida de ese niño".

"Fue algo muy rápido, una cesárea de urgencia, coger el bisturí, abrir y sacar al niño cuanto antes", ha manifestado.

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