La noche de la tempestad, estrenada el sábado por la noche en el acogedor teatro Karpas de Madrid, es la traslación de la conocida novela homónima del escritor y periodista César Vidal, director de Es la noche de César en esRadio. La adaptación ha corrido a cargo de Manuel Carcedo Sama, que es también el director de la obra.
Al estreno acudieron, además del propio César Vidal, otras personalidades de esRadio, como el vicepresidente del grupo Libertad Digital y director de Es la mañana de Federico, Federico Jiménez Losantos; el director de esRadio y el programa Debates en Libertad, Javier Somalo; Luis del Pino, director de Sin Complejos; o Elia Rodríguez, directora de esToros y copresentadora de Estamos de fin de semana, entre otros. También asistieron a la representación la subdirectora de Es la noche de César, Adriana Rey y los colaboradores de esRadio y Libertad Digital, Florentino Portero, John Müller y María Claver.
La representación recibió también una calurosa acogida del público que llenó este clásico teatro madrileño, que rompió en aplausos al final de la representación. Además, a la salida, los asistentes pudieron conversar con las figuras de esRadio que asistieron al exitoso debut.
La noche de la tempestad comienza proponiendo una reconstrucción de la figura de Shakespeare a través del diálogo constante y sin fisuras que se establece entre Susanna, la hija del autor de Hamlet y Romeo y Julieta, que ha heredado todos los bienes de su padre de manera inesperada, y un misterioso e histriónico actor que fue amigo de éste. Lo que Susanna descubre a lo largo de esa tempestuosa noche le revela la verdad sobre un padre al que nunca conoció, pero también, poco a poco, socava los cimientos entre la realidad y la ficción.
Como si se tratara de un potente sueño, Susanna se enfrenta al pálpito de que su padre existe todavía en los libros, de que cada línea escrita por el dramaturgo fue un reflejo de los verdaderos sentimientos de un hombre al que nunca conoció. La noche de la tempestad crece en intensidad y texturas incluso fantásticas a medida que Susanna descubre, o se enfrenta, a la verdad de los hechos... en la ficción que su padre dejó escrita con la que fue su última obra, La tempestad. El misterio de la personalidad de un hombre se resuelve caminando entre la falacia de la realidad y la realidad del teatro, ambas en fascinante retroalimentación, porque ambas están hechas con la materia de los sueños.
La noche de la tempestad también acierta a aportar, con provocadora serenidad (y al menos dos excelentes interpretaciones, las de Nerea Rojo y Alberto Romo), un nuevo punto de vista sobre una figura universal que ha inspirado a autores de todas las generaciones. La obra, con trazos minimalistas, desmonta a Shakespeare, o su biografía más comúnmente aceptada, y lo vuelve a construir desde una nueva perspectiva. Desde luego, todos implicados salen reforzados de la prueba.