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LA PRENSA DE UN VISTAZO

El caso de los empresarios que cocinaron en un sótano para Blanco en 'La Razón'

La prensa cuenta que las regiones del PP están de acuerdo con el PP mientras Andalucía es protagonista de (casi) todas las portadas.

El Mundo cuenta cómo Laura Gómiz, el genio de Invercaria, daba "ejemplo" a sus empleados. "Yo tengo más capacidad de inventar que nadie". Fíjense cómo será la cosa de preocupante que Pedro J. se ha quedado sin habla. Vean, vean. "La crudeza y la naturalidad con la que estos gestores públicos se expresan sobre las formas de ejecutar el fraude deja a cualquiera literalmente sin palabras". Claro, que la resuelta Laura no le llega a Urdangarín a la suela de los zapatos en imaginación e inventiva, que se embolsó 125.000 euracos por gestionar un trasvase de dos ríos de Jordania, nada menos. Sobre el caso Blanco, El Mundo cuenta cómo se repartían la pasta entre todos como buenos hermanitos. "El conselleiro dimitido del BNG cobro 325.000 euros" y "el diputado del PP cobró 60.000 euros por hacer gestiones para Dorribo". Hala, todos contentos. Santiago González hace una reflexión filosófico-moral sobre el asunto. "Para decir la verdad no hace falta ser un ciudadano ejemplar; tampoco para mentir es preciso ser un canalla integral. Un tipo de los más respetable, pongamos un ministro de Fomento, puede mentir si ello conviene a sus intereses. El más ruin de los hombres puede decir la verdad, y la dirá con toda seguridad, si esa verdad es favorable para él". Uy, qué profundo. Voy a reflexionar.

El País ha hecho hoy un huequito en su portada a la corrupción, pero nada de Andalucía. Es que les ha dado una especie de alergia repentina a las grabaciones que, salvo que hablen de Gürtel, estarán manipuladas y no hay que echarles cuenta, como dicen los andaluces. Así que mejor el caso Blanco que tiene pringado a uno del PP que conocen en su casa y ya dimitió. "Una red corrupta en la Xunta ayudó al industrial que acusa a Blanco". Pablo López borda una información a toda página en la que cuenta que, en resumidas cuentas, el que está bajo sospecha es Feijóo. Incluso consigue que el nombre del exministro de Fomento aparezca una vez y de pasada. Mi enhorabuena más sincera. Yo, de mayor quiero ser así.

ABC aporta datos del curriculum de Laura. "Si no hay plan de inversión nos lo inventamos" o "hago una cartita modelo en la que diga ... ‘inferior a 450.000 euros’", por poner un ejemplo. Luego cada uno podía rellenar la casilla de la cantidad. Ah, qué gran novelista se ha perdido el mundo.

La Razón pone su granito de arena al serial de corrupciones de esta semana con datos sobre el caso Blanco. "Dos empresarios declaran que en la cena con Blanco ‘cocinaban’", dice. ¡Qué me cuentan! Pues sí, pues sí. Resulta que el exministro fue un día a una cena "conocida como la cena de las truchas" a casa de uno de los empresarios que supuestamente daba pasta a Blanco a cambio de favorcillos. Dicho empresario, que se llama Javier Rodríguez, declaró ante el juez que no tiene ni zorra idea de lo que se habló en la cena porque "se dedicó a servir la comida y hacerla y la cocina estaba en el sótano". ¡Dios mío, la crisis! ¡Empresarios cocinando! Ya ni chacha tienen para servir la cena, ni un miserable cátering pudo contratar. ¡Y la cocina en el sótano! Pero, ¿a dónde vamos a ir a parar? Pero no acaba ahí la tragedia, no crean. Otro empresario, presuntamente en el mismo ajo, que también estaba en la cena le contó al juez que tampoco oyó nada porque "estuvo cocinando y no habló con el ministro". ¡Hasta los invitados cocinaban en esa cena! El acabose.

En La Gaceta están hoy graciosillos. "El expresidente de Invercaria tendrá que devolver el dinero que malgastó". Ja, ja, ja, ¿a que se mondan? A Carlos Dávila no le parece bien lo de la "estigmatización de la infanta" porque cree que "siempre habrá mal pensados que dirán: Se la deja libre por ser vos quien sois". Qué va, hombre qué va, yo no conozco a nadie. A Dávila "todo le huele a pacto, y hasta el ‘pobre’ Torres, zarandeado por el Duque de Palma, puede estar en el ajo". Tu sí que eres mal pensado, Dávila.

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