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La doble victoria de Cataluña sobre EpC

No sólo se atendió a su exigencia sino que sigue adelante con sus planes de introducir en EpC cuestiones tales como la historia de los estatutos.

La consejera catalana de Educación, Irene Rigau, acudió ayer a la reunión con el ministro, José Ignacio Wert, con una exigencia clara: retirar de la asignatura Educación para la Ciudadanía la expresión "nacionalismo excluyente".

Según explicó la propia Rigau antes del encuentro con Wert y el resto de los consejeros de las comunidades autónomas, en Cataluña "cuando se habla de nacionalismo excluyente todo el mundo piensa que se habla del nacionalismo español y aquí, seguramente en Madrid, cuando se habla de nacionalismo excluyente se debe entender otra cosa". "Si es un concepto que no se entiende de la misma manera, quiere decir que no es académico ni riguroso", añadió.

Y lo consiguió. A su salida, triunfante, anunció que el ministro había accedido a retirar esta expresión. Después lo confirmó la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio. "No se nos había ocurrido que esto pudiera dañar la sensibilidad de alguna comunidad autónoma", dijo. Y es que el objetivo del Gobierno es que el contenido de EpC sea ahora "neutro", agregó Gomendio.

Pero la victoria de Rigau es doble. La consejera catalana confirmó, también tras la reunión, que la Generalidad incluirá contenidos distintos en EpC. En su momento, no sentó nada bien el cambio de nombre a la asignatura. Educación Cívica Constitucional, se llamará a partir de ahora a EpC.

Y es que CiU rechaza explicar la Constitución sin más en las escuelas. "En Cataluña, hablar de Constitución no ha de ser igual que en otras zonas", sentenció hace algunos meses la consejera. Es por eso, que introducirá en la asignatura temas como "la historia de los estatutos en Cataluña, cuándo surge su necesidad, cuál es el debate, los procesos, las diferencias entre los textos votados y los textos implantados" o "cuál es la capacidad de las competencias del Tribunal Constitucional", entre otras.

Atadas estas dos cuestiones –la supresión de la expresión "nacionalismos excluyentes" y la capacidad de introducir contenidos propios–, el resultado de la reunión celebrada en el Ministerio de Educación fue muy satisfactoria para Irene Rigau.

Las perlas de Rigau

La consejera catalana ha estado en la picota durante los últimos meses por su defensa a ultranza del modelo de inmersión lingüística y su desacato a las sentencias del Tribunal Constitucional, Supremo y al primer auto del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Firme defensora de la ‘Ley de Educación de Catalunya’ (LEC) y amparándose en ella, ha desafiado los distintos fallos judiciales. "En Cataluña, para que pueda haber normalización, cada nueva generación se ha de volver a comprometer con la lengua (catalana). Yo, insumisión, evidentemente no, porque tenemos unas normas a favor de la lengua catalana y se pueden aplicar. Ahora, apoyo y movilización a favor de la lengua evidente que sí, para hacer posible que cada generación descubra que eliminando el catalán en la escuela quieren anular el sentido de pertenencia a la nación", decía en el pasado mes de septiembre.

Y alegaba, en contra de lo establecido por el Supremo y el Constitucional, que sólo se atendería de forma individualizada a los padres que solicitaran educación bilingüe para sus hijos.

Tras someter, hasta el último momento, al TSJC a enormes presiones para que fallara a favor del recurso que su Gobierno había interpuesto contra el ultimátum emitido por ese mismo tribunal, vio reforzada su postura cuando éste avaló el sistema de inmersión lingüística en un inaudito auto. Sin embargo, tras esto Convivencia Cívica Catalana se querelló contra ella por prevaricación por no cumplir las sentencias del tribunal Supremo.

Hace tan sólo unos días, Irene Rigau, defendió esta imposición lingüística como método para luchar contra la xenofobia. "Cataluña hizo una apuesta en su día por el modelo de escuela catalana en lengua y contenido, que ha permitido dar sentido de pertinencia a la sociedad, independientemente del lugar de origen".

"Sigue siendo de gran importancia esta opción hecha de no separar nunca a los niños por razón de lengua familiar, para poder apostar por una mezcla social importante, porque no hay nada mejor que aprender a vivir conjuntamente personas de realidades distintas", añadió.

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