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César Vidal: "La pérdida de la independencia judicial deriva hacia la peor de las tiranías"

El director de Es la noche de César ha presentado su tesis doctoral en el Universidad Alfonso X el Sabio y se ha convertido en doctor en Derecho.

En el salón de actos de la Universidad Alfonso X el Sabio, César Vidal ha dado lectura a su tesis doctoral sobre los sistemas jurídicos revolucionarios creados tras la revolución bolchevique de 1917 y durante el periodo revolucionario que vivió la España republicana bajo el mando del Frente Popular.

El tribunal estaba compuesto por cinco prestigiosos miembros llegados desde diversos ámbitos del derecho, el periodismo o la historiografía: los doctores Eduardo de Urbano Castillo, magistrado en ejercicio; Juan Luis Jarillo, que ejercía de secretario del tribunal; el colaborador de esta casa y actualmente director del Centro Sefarad Israel, Florentino Portero; Francisco Marhuenda, director de La Razón; y el doctor José Iturmendi que ejercía de presidente.

La justicia revolucionaria

La tesis presentada este viernes por César Vidal analiza y compara la evolución del sistema legal y jurídico a los que dieron lugar dos impulsos revolucionarios: el bolchevique en la creación de la URSS y el que marcó en España el gobierno del Frente Popular durante la II República y la Guerra Civil.

Vidal ha detallado cómo Lenin, al que ha calificado como "un genio maléfico, se dio cuenta de la importancia de instaurar un sistema legal y jurídico completamente nuevo y al servicio de la causa revolucionaria y para ello emitió el conocido como Decreto Nº1, con el que creó una nueva judicatura de tribunales populares y revolucionarios que, en unos meses, "había acabado" con lo que el propio Lenin denominó como "la justicia burguesa".

El sistema jurídico soviético siguió avanzando basándose en el régimen del terror instaurado por el NKVD, antecedente directo de la posterior KGB, y por un sistema penal también nuevo basado en el Gulag.

La culminación de estos cambios fue el artículo 58 del Código Penal soviético, introducido en 1934, y que con la excusa de las actividades contrarrevolucionarias o "contra los trabajadores" colocaba a toda la población de la URSS a merced de las acusaciones que se quisiesen hacer desde el poder.

Versión española

En España se vivió un proceso similar, de hecho directamente inspirado en el soviético en la España republicana del Frente Popular, en la que se produjo "una pulverización del orden legal" con un gobierno que "no defendía la legalidad".

Como ejemplo de esa voluntad de reventar la legalidad César Vidal puso como ejemplo la creación de las checas, que "no eran espontáneas" sino que estaban directamente relacionadas con los partidos en el poder.

Vidal ha detallado cómo se produjo la liquidación del sistema jurídico de la república, con la "creación de tribunales especiales con jueces especiales designados por los partidos y los sindicatos del Frente Popular".

Un momento definitivo en esta evolución fue el 23 de febrero del 37 en la que se definió como delito la "desafección al régimen", con la que al igual que en la Unión Soviética se podía inculpar a cualquier ciudadano.

El círculo se completó con el gobierno de Negrín, que pactó con enviados de Stalin el modelo político para la España de después de la Guerra Civil e incluso puso en marcha lo que César Vidal ha denominado "un gulag español", que no se pudo desarrollar por la derrota militar de la República.

Vidal ha tratado de resumir las conclusiones principales a las que ha llegado con su estudio en unos trazos breves. Así, ha señalado que "la revolución por sí misma no siempre es óptima", sino que "en muchas ocasiones ha sido un instrumento del totalitarismo" ya que suele servir para "legitimar el uso del terror" y suele suponer que "se cambia un sistema jurídico por otro habitualmente bastante peor".

Además, ha señalado que el estudio de estos y otros procesos similares muestran que "la pérdida de la independencia judicial deriva por su propio peso hacia la peor de las tiranías", mientras que una independencia judicial bien entendida es, por el contrario, "una garantía de la democracia".

Profundidad y amenidad

Los miembros del Tribunal han destacado la "profundidad" del tesis, y todos han resaltado también su amenidad y facilidad de lectura. Francisco Marhuenda, por ejemplo, ha aplaudido "el equilibrio entre lo jurídico y lo histórico" y ha destacado el esfuerzo por "ir a las fuentes primarias".

Florentino Portero, por su parte, ha señalado que la tesis es "un trabajo interesante, un excelente texto y una aportación importante". Además ha señalado que el relato de los dos procesos que incluye César Vidal en su estudio muestra como "cuando se pierde el valor de la dignidad humana es posible cualquier barbaridad" y la "insensatez de aquellos que, desde el derecho, fueron eliminando los controles y los balances".

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