"Las palabras mágicas de Draghi llevan la euforia a los mercados", titula El Mundo. Pedro J. le llama "supermario" porque cuando yacíamos en la postración, "unas pocas palabras bastaron para llevar la euforia al mercado".
El periódico se rinde ante Rato, que lanzó "varias pedradas sin asomar mucho las manos" mientras Pedro J. está embelesado. "Dio la cara y se esforzó en justificar su gestión", bravo, bravo, qué fenómeno. "Estuvo en algunos momentos brillante, exhibiendo sus indudables conocimientos técnicos y su experiencia parlamentaria". A Victoria Prego no consiguió metérsela en el bolsillo. De hecho tiene un cabreo inmenso con todos los comparecientes por la ruina de las cajas. "Tenemos que comprender que los equivocados somos todos los demás", ellos están en ‘a mí que me registren’, "se hizo lo que se pudo y se hizo bien aunque reconocemos que salió mal. Qué le vamos a hacer. Así es la vida". Y a pasar por caja.
Federico Jiménez Losantos habla del rescate a Cataluña. "Los sardás, roures, buenafuentes, y la infinita cantera de La Masía de RTV3 y sus siete Enanitos se forran al servicio de los invasores" y mientras "la industria política catalana ha hecho comprar a España productos más caros que los de fuera. El saqueo de fondos públicos de los ocupantes en beneficio privado de los ocupados es la verdadera revolución antropológica", así que "diguem no. O sea, no pagarles más". Ahí queda dicho, Federico.
El País, menos literario, dice que "el vendaval financiero sobre España amaina con un solo gesto del BCE". Mientras nosotros las pasábamos canutas al tío (Draghi) "le bastó arquear una ceja" y hala, los mercados a envainársela. "Es la prueba de que el mercado sabe que Draghi tiene la solución en su chistera", vamos, quién es el amo. En el editorial el periódico se pregunta "¿por qué no lo hizo antes?" y nos dejó sufrir y sufrir. "Una hipótesis ampliamente extendida es que el banco ha castigado al Gobierno por la deficiente gestión de la crisis financiera", pero como todo el mundo sabe, Dios es amor, aprieta pero no ahoga y al final le hemos dado penilla.
Rato no ha conseguido engatusarles. "Se descarga de culpas en Bankia", dice. Y encima, contradice "la versión del supervisor", o sea, su amigo MAFO. Qué faena. Rato "se marchó de Bankia y con eso levantó una tormenta financiera de consecuencias incalculables", él solito y sin ayuda de nadie. A Prisa le parece que las comparecencias "están resultando de indudable interés", aunque "todos han tratado de justificar su actuación", pedazo de sorpresa. Así que con crueldad de torturador pide "más comparecencias" e incluso "requerir nuevamente a los ya comparecidos" a ver si a la segunda o la tercera hacen acto de contrición, cuentan la verdad y apechugan con sus errores. "El interés de los ciudadanos no es contemplar cómo se tiran los trastos a la cabeza unos y otros, sino saber con certeza qué ocurrió y su por qué". Ya, majos, ya, pero los ciudadanos no son idiotas y aquí nos conocemos todos.
ABC está estupefacto. Pero si "bastaban quince palabras de Draghi", leñe. Eso sí, no se va a llevar el italiano todo el mérito, que ahí está Rajoy. "La intensa ofensiva diplomática emprendida por el Gobierno empieza a dar sus frutos". En cuanto al asunto de Rato y compañía Jesús Lillo nos abre los ojos. Como "ahora hay tanto pobre en España resulta más exótico invitar a un banquero a su mesa, proporcionarle agua suficiente para que no se le seque la garganta y ponerlo a caldo. El montaje responde a la necesidad de los diputados, cada vez más asfixiante, de presentarse ante la sociedad como gente preocupada, responsable y decidida a ponerse de su lado", vamos, "quedar bien".
La Razón le dedica el periódico a De Guindos, que para eso estuvo ayer en la redacción. El ministro dijo: "Nunca he considerado que España sea rescatada", "cuando este país se pone sabe hacer las cosas bien", "España hace ahora lo mismo que Alemania hace diez años", "no dejaremos caer a ninguna comunidad" y "no es lógico que unos países se financien al cero por ciento y otros al siete". Le dejan un sitito a Rato para caer a sus pies. "El que tuvo retuvo, su habilidad dialéctica, su temple y su verbo rápido permanecen intactos".
La Gaceta está muy descreída con la comisión de investigación, pero que muy descreída. "Se trata de una escenografía enteramente consagrada al disimulo en la que PP y PSOE están haciendo como que hacen lo que no hacen". "Es una lamentable tradición de nuestras comisiones parlamentarias, que se hacen no para llegar a saber nada que no se sepa, sino para que no se diga que no se quieren hacer. Si alguien pretende que con conductas como estas pueda crecer el aprecio por la democracia y el valor que los españoles conceden a la ética pública" es que están aún más en Babia de lo que pensábamos, viene a decir.