
"Ya estoy harta de que hablen mal de mí. En la clase estoy sola. Llevo aguantando tres años. Ya no quiero ir más". Con estas palabras, entre sollozos y completamente rota, Francesca, una niña de 11 años de Manilva, un municipio malagueño, implora a su padre que no la obligue a regresar al colegio donde sufre acoso escolar.
La pequeña ha pasado de ser víctima de burlas a sufrir aislamiento, violencia psicológica, autolesiones y crisis de ansiedad severas. Sin embargo, ni el centro educativo ni la Junta de Andalucía han activado el protocolo antiacoso. Además, se le ha denegado el cambio de colegio.
"Esto no es solo un llanto. Es un grito del alma", lamenta Román Nazziconi, el padre de Francesca, quien ha compartido el desgarrador vídeo de su hija en redes sociales etiquetando a la consejera de Educación, María del Carmen Castillo.
Este es un día más, uno de los tantos que soportamos estos 3 años.
— Román Andres (@NazziconiRoman) May 22, 2025
Hace 3m le dijeron que había un grupo de WhatsApp para "hablar mal de ella". El colegio minimizó, la inspectora también. No es un llanto más, es del alma. #stopbullying @SER_MarbellaCSo @MC_CastilloMena @EducaAnd pic.twitter.com/xRGS4r2sVn
No se activa el protocolo de acoso escolar
La historia de Francesca es la de una lucha constante por ser escuchada. Comenzó con pequeñas burlas, luego vinieron los insultos y finalmente el aislamiento total. "Se encierra sola en la biblioteca para evitar a sus compañeros. En casa, llora todas las noches. Ya no quiere vivir así", explica su padre.
Según la familia, a pesar de múltiples conversaciones con docentes y la dirección del centro, el protocolo contra el acoso escolar nunca ha sido activado. A esto se suma el colegio, que no ha ofrecido seguimiento alguno durante el mes y medio que Francesca dejó de asistir a clase por las crisis de ansiedad.
Sin embargo, los informes psicológicos son contundentes. Tanto profesionales privados como del Servicio Andaluz de Salud (SAS) coinciden con que la menor sufre un cuadro de ansiedad y depresión vinculado directamente al entorno escolar. Por ello, las conclusiones son claras y el cambio de centro de la niña se ha convertido imprescindible para salvaguardar su salud física y mental.
Pero la Delegación Territorial de Educación de Málaga ha desestimado la solicitud, ya que, según ellos, no se ha determinado que exista acoso escolar.
Más protección a los centros que al alumnado
La indignación de la familia es absoluta. Según Román, la inspección educativa basa su decisión únicamente en lo que dictamina el propio centro: "El colegio dice que no hay acoso, la inspección lo da por bueno. Pero ellos no han recogido ninguna de las pruebas, ningún testimonio. Nadie ha mirado a mi hija a los ojos".
José Manuel López, presidente de la Fundación Trencats contra el Bullying y padre de Kira, una joven que se suicidó tras sufrir acoso escolar, ha señalado en el programa En casa de Herrero, de esRadio,
que lo que está viviendo Francesca es "una tragedia". "¿Cómo es posible que se ignoren los síntomas tan evidentes? Está aterrorizada. La víctima queda sola mientras los agresores permanecen impunes", ha recalcado.
Desde su experiencia, López ha denunciado una estructura que protege más la imagen de los centros educativos que la salud mental del alumnado: "En muchos colegios, si no se cumplen todos los criterios técnicos de acoso escolar, no se activa ningún plan. Pero hay múltiples formas de violencia: hacer el vacío, difamar, excluir. Y se dejan sin defensa a los niños que más lo necesitan", ha subrayado.
Un sistema fallido
Francesca lleva más de un mes sin asistir al colegio. Desde el 26 de marzo hasta mediados de mayo, no recibió ni una sola tarea o plan de apoyo domiciliario por parte de la administración. Solo desde hace unos días, y tras la exposición mediática del caso, han comenzado desde el colegio a enviarle contenidos escolares.
La familia ha solicitado plaza en otro colegio, pero la Junta ha contestado que no hay vacantes. No se les ha ofrecido ninguna alternativa viable.
La Fundación Trencats ha pedido una revisión inmediata de los protocolos en toda España. "En Cataluña lo hemos conseguido. Ya no hay un protocolo exclusivo para acoso escolar, sino uno contra toda forma de violencia en las aulas, que se activa desde el primer indicio. Esto debe extenderse al resto del país", ha defendido José Manuel López.
El caso de Francesca refleja un sistema fallido, donde las víctimas son revictimizadas y las instituciones parecen más preocupadas por protegerse que por actuar.