
La arena de la playa está llena de secretos. Cada verano es el material más deseado, llegar de viaje y pisar la arena caliente camino del mar para remojar los pies... pocas sensaciones mejores que esa. Sin embargo, es un material realmente desconocido porque la mayoría de la gente no tiene ni idea de su importancia para el funcionamiento de la sociedad industrial y, a la vez, la enorme amenaza que supone para millones de personas en el mundo.
Algo que es más que evidente es que la playa es de los ecosistemas más visitados, ya que, una de las cosas que más disfrutan las personas son los hermosos paisajes que se pueden contemplar hacia el inmenso mar, gozar de la brisa del mar recorriendo el cuerpo, y sentir la suave arena con los pies.
Las playas son lugares que a simple vista son superficies uniformes de arena con el mar al lado, sin embargo cada una de ellas tiene su historia natural. Y es que debajo de esa arena uniforme hay todo un mundo subterráneo. La profundidad de las playas varía de unas a otras y también puede hacerlo según la época del año ya que, por ejemplo, en invierno el fondo puede estar cubierto de hielo. Además, los materiales que se encuentran en el fondo pueden variar dependiendo de la ubicación de la playa, la época del año y las condiciones climáticas.
Lo más normal es que debajo de la arena sobre la que uno se tumba en verano haya más arena formada por pequeñas partículas de roca y otros materiales que han sido erosionados por el viento y el agua. Donde el agua es más movida suele haber grava, formada por trozos de roca más grandes. También puede haber rocas de diferentes tamaños y formas, conchas, algas y otros tipos de vida marina como peces, corales y erizos. Pero, además, se pueden encontrar ecosistemas vitales como las dunas costeras formadas por arena y vegetación adaptada a vivir en condiciones difíciles y que son auténticas barreras naturales contra la erosión, de la que protegen a la tierra y el mar.
Lo que hay que tener en cuenta cuando se mire la playa es que la arena es solo la capa superior de lo que se conoce como "zona intermareal" o "zona de marea", que es el área entre las mareas alta y baja. El fondo de las playas está formado por una variedad de materiales, dependiendo de la ubicación de la playa. En algunas playas, el fondo puede ser muy poco profundo, mientras que en otras puede ser muy profundo.
En zona intermareal, se pueden encontrar una gran variedad de organismos marinos adaptados a un ambiente dinámico y cambiante. Uno de los habitantes más comunes son los gusanos de la playa, como los poliquetos, que excavan madrigueras en la arena y se alimentan de materia orgánica en descomposición. También se pueden hallar pequeños crustáceos, como los cangrejos fantasma y los isópodos, que se entierran rápidamente en la arena para protegerse de los depredadores y las olas. Los bivalvos, como las almejas y los mejillones, también son frecuentes en esta zona, enterrándose parcialmente para filtrar el agua y obtener alimento.
Además de los organismos enterrados en la arena, hay una variedad de animales que dependen de ella para esconderse o anidar, como algunos peces y aves marinas. También es común encontrar huevos de diferentes especies de tortugas marinas enterrados en la arena, lo que destaca la importancia de proteger estas áreas para la reproducción de estas especies amenazadas.
La composición de la arena también puede variar dependiendo de la playa. En algunas playas, se puede encontrar arena compuesta principalmente de cuarzo, mientras que en otras, puede haber conchas trituradas y fragmentos de coral que le dan una textura más áspera.
Cabe destacar que la zona intermareal es un hábitat muy frágil y susceptible a la influencia humana. Las actividades humanas, como la construcción cerca de las playas, el vertido de desechos y la contaminación, pueden tener un impacto negativo en este delicado ecosistema y en los organismos que lo habitan.
Ecosistemas vitales para la biodiversidad y el equilibrio natural
Según la región y las rocas presentes en ella, la composición varía considerablemente. En el caso de España, tiende a ser fina y dorada, gracias a la abundante presencia de minerales como el cuarzo y la mica. Estos minerales son liberados durante el proceso de erosión de las rocas madre y se convierten en granos de arena que conforman las playas.
Ahora bien, más allá de su formación geológica, las playas albergan ecosistemas vitales que tienen un papel determinante para la biodiversidad y el equilibrio natural. Las dunas costeras son el ejemplo más relevante, unos sistemas frágiles y dinámicos que están formados por arena y vegetación adaptada a vivir en condiciones difíciles.
Las praderas de algas marinas actúan como barreras naturales contra la erosión, protegiendo enormemente la tierra y el mar. Además, las playas también albergan praderas de algas marinas que brindan refugio y alimento, entre otras muchas cosas, a numerosas especies marinas. Estas algas desempeñan un papel crucial en la captura de carbono y la producción de oxígeno, contribuyendo a la salud de los océanos y del planeta en general.
Qué hay debajo de la playa según su ubicación
La historia natural de una playa arenosa es tan variable que es casi imposible definir una playa típica. La profundidad de la arena, que puede variar considerablemente, a menudo oculta una capa de arena compacta y piedra arenisca. Factores como la forma y el ángulo del área donde se acumula la arena, los materiales debajo de la arena, la fuente de la arena, su tamaño y textura, y los patrones de olas y corrientes influyen en la profundidad de la arena de un playa.
En las playas del Mediterráneo y del Atlántico en España, se encuentra una variedad de rocas a varias profundidades. En la región mediterránea, se puede dar con caliza, una roca sedimentaria formada a partir de los restos de organismos marinos (aunque también, de forma menos habitual, se puede generar por procesos químicos). En la región atlántica, al excavar se puede encontrar granito, un tipo de roca ígnea.
Las icónicas playas de Dover en el Reino Unido están compuestas por tiza, un tipo de caliza compuesta por los restos microscópicos de plancton marino. Bajo la tiza hay capas de arcilla y pedernal.
Más lejos, en las playas de la costa del golfo de Florida, la arena puede llegar a los tres a cuatro metros de grosor en algunos sitios. Por debajo de esa línea hay una capa de materia orgánica en descomposición de entre 30 y 40 centímetros de espesor, un material fangoso de color negro. En la siguiente capa hay más material orgánico que, en millones de años, terminará como calizas, como conchas de ostra y almejas.
Al sur, en la playa de Copacabana en Brasil, el lecho rocoso bajo Río de Janeiro está compuesto de granito y gneis, ambos tipos de rocas muy duras. Yendo al norte y más al oeste, en el Pacífico, la playa de Waikiki en Hawái esconde basalto, un tipo de roca ígnea que se forma a partir de lava enfriada, debido a la geología volcánica de estas islas.
Y en la playa de Bondi en Australia, cerca de Sídney, hay arenisca, una roca sedimentaria rica en cuarzo con un característico color dorado. Bajo la arenisca se puede encontrar capas de pizarra, una roca sedimentaria que se forma cuando los minerales de la arcilla que integran rocas de grano fino se transforman en mica o clorita.
La importancia de la arena
Pero la importancia de la arena no se limita solo a su papel en la geología y los ecosistemas costeros. La arena es un recurso crucial para la sociedad moderna. Por ejemplo, el silicio obtenido a partir de la arena es fundamental en la fabricación de chips, los componentes esenciales de la tecnología electrónica, tanto es así que sin arena, los dispositivos electrónicos, como teléfonos y ordenadores, simplemente no existirían. Además, la arena se utiliza en la construcción de edificios, puentes, carreteras y otras estructuras, mezclándola con cemento para crear hormigón. También es esencial en la producción de vidrio y en la industria del petróleo y el gas, donde se utiliza en la fracturación hidráulica.