L D (EFE) "A partir de este fin de semana Nueva Orleans vuelve a respirar, vuelve a vivir", dijo el alcalde, quien, sin embargo, advirtió que los residentes que retornen deberán someterse al toque de queda que está en vigor y que el agua sigue sin ser potable, por lo que "no puede usarse para beber o bañarse, sólo para lavar y para apagar el fuego".
"El distrito de Algiers (en el oeste y suroeste) de la ciudad estará abierto para que vuelvan sus residentes desde el lunes", dijo Nagin, quien anunció también que "el lunes próximo estará listo el Barrio Francés (French Quarter) para que retornen los comerciantes", señaló a los periodistas.
A excepción de unos pocos miles de residentes que se han negado a abandonarla, Nueva Orleans sigue siendo hasta ahora una ciudad deshabitada en la que patrullan unidades militares y policiales, y a la cual solo entran cuadrillas de reparaciones y comerciantes autorizados a inspeccionar sus propiedades. Los habitantes de la ciudad tuvieron que dejar sus propiedades cuando la ciudad se inundó tras la ruptura de varios diques por la fuerza del huracán Katrina. "El distrito de Algiers (en el oeste y suroeste) de la ciudad estará abierto para que vuelvan sus residentes desde el lunes", dijo Nagin, quien anunció también que "el lunes próximo estará listo el Barrio Francés (French Quarter) para que retornen los comerciantes", señaló a los periodistas.