L D (EFE) Tras recordar que Estambul fue elegida como "capital cultural de Europa" para 2010, el gobernador de la ciudad, Mohamed Guler, invitó al Papa a visitar Turquía ese año para "ver el resto de la ciudad". "No se si podré volver entonces. Dejo todo en manos de Dios", respondió el Su Santidad.
Igualmente, Guler reafirmó a Benedicto XVI que "todas las medidas de seguridad tomadas en la ciudad eran para su comodidad".
Por su parte, Benedicto XVI expresó su esperanza en que su viaje a Turquía contribuya a la paz entre las religiones y las civilizaciones, y afirmó que leerá los libros que recibió que le regalaron durante su estancia en este país para saber más sobre Turquía y, especialmente, Estambul.
El gesto más positivo
En la última jornada de su viaje, los periódicos turcos destacaron en sus primeras páginas la foto de Benedicto XVI ante el "mihrab", el lugar que mira hacia La Meca, durante su visita a la Mezquita Azul. El diario "Hurriyet", como otros periódicos, titula con grandes caracteres el hecho de que el "simpático Papa" rezó "como los musulmanes, hacia La Meca".
La foto del pontífice ha centrado la conversación entre los turcos, y muchos de ellos consideran que fue el gesto positivo más claro del Papa hacia los musulmanes.
Libertad religiosa
Benedicto XVI terminó su viaje con una misa en la Catedral del Espíritu Santo de Estambul, donde afirmó que la Iglesia no quiere imponer nada y sólo pide la libertad religiosa. La visita concluyó con el saludo del Papa a la pequeña comunidad católica, unos 30.000 personas en todo el país.
A la ceremonia asistieron además el patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé I, el armenio Mesrob II y el metropolita sirio ortodoxo, Fluksinos Yusuf Cetin. Durante el acto se dio espacio también a otros ritos católicos, con cantos y símbolos de la tradición armenia, caldea, aramea y siria. Durante la homilía, el Papa recordó que "la Iglesia simplemente pide que la dejen vivir libremente y expresar lo que no puede esconder: Cristo".
La ocasión ante los representes de las otras confesiones cristianas y la comunidad católica sirvió al Santo Padre para animar nuevamente al camino de la unidad entre cristianos. Benedicto XVI recordó que Juan Pablo II en esta misma catedral durante su viaje en 1979 deseó que con el nuevo milenio "la Iglesia encontrase su unidad", pero "esta esperanza aún no se ha realizado", dijo.
"El deseo de Juan Pablo II nos anima a poner el ecumenismo en el primer lugar en nuestras preocupaciones eclesiales", afirmó Benedicto XVI.