LD (EFE)
Los presuntos cabecillas de la red, a los que se acusa de delitos relacionados con la prostitución, asociación ilícita, contra los derechos de los trabajadores y contra los derechos de los extranjeros, son José V.R., de 50 años; Antonio H.L., de 49, y Engracia C.V, de 46.
La operación comenzó con el registro de un local de alterne ubicado en el kilómetro 26 de la N-VI (carretera de La Coruña), en el que se encontraron comprobantes donde se reflejaban las consumiciones de los clientes, los servicios sexuales prestados y el dinero generado por cada servicio.
Los investigadores también descubrieron que los detenidos habían creado dos sociedades, Flowers Park Madrid S.L. y Golden Boat S.L., con el único fin de la explotación sexual de mujeres. Las sedes de dichas empresas, según la Policía, estaban en la localidad madrileña de Las Matas, donde eran explotadas hasta un total de 150 mujeres de diversas nacionalidades.
Las mujeres, que carecían de permiso de trabajo y de residencia y no habían sido dadas de alta en la Seguridad Social, eran captadas por otras organizaciones en su país de origen. Al llegar a España, trabajaban en el citado local a cambio de un tanto por ciento en los beneficios. La remuneración recibida por las mujeres oscilaba entre los 16 y los 90 euros, mientras que los responsables de la red percibían unos 72 euros diarios por cada mujer que trabajaba en el local.
La operación comenzó con el registro de un local de alterne ubicado en el kilómetro 26 de la N-VI (carretera de La Coruña), en el que se encontraron comprobantes donde se reflejaban las consumiciones de los clientes, los servicios sexuales prestados y el dinero generado por cada servicio.
Los investigadores también descubrieron que los detenidos habían creado dos sociedades, Flowers Park Madrid S.L. y Golden Boat S.L., con el único fin de la explotación sexual de mujeres. Las sedes de dichas empresas, según la Policía, estaban en la localidad madrileña de Las Matas, donde eran explotadas hasta un total de 150 mujeres de diversas nacionalidades.
Las mujeres, que carecían de permiso de trabajo y de residencia y no habían sido dadas de alta en la Seguridad Social, eran captadas por otras organizaciones en su país de origen. Al llegar a España, trabajaban en el citado local a cambio de un tanto por ciento en los beneficios. La remuneración recibida por las mujeres oscilaba entre los 16 y los 90 euros, mientras que los responsables de la red percibían unos 72 euros diarios por cada mujer que trabajaba en el local.
