El pasado 18 de mayo, cuando ya se conocían los primeros datos de la ley de libertad religiosa que prepara el Gobierno, se anunció que Rodríguez Zapatero acudiría el 11 de junio al Vaticano para reunirse con el Papa Benedicto XVI.
Sin embargo, el Vaticano está descontento con las formas de la delegación del Gobierno español. Y es que Rodríguez Zapatero no ha dudado en saltarse el protocolo puesto que justo después se reunió con el primer ministro italiano Silvio Berlusconi. En general, los líderes internacionales que visitan la Santa Sede no se reúnen ese día con los mandatarios italianos para separar así la soberanía vaticana de la de Italia.
Y es que las formas lo son todo en la diplomacia, también en el Vaticano, donde el Papa es jefe de Estado. Según informa Religión Confidencial, este descontento viene porque ensombrece la audiencia papal, rebajando la importancia de su reunión con el Pontífice y porque también une en cierto modo a Benedicto XVI con Silvio Berlusconi. Por último, consideran que la confidencialidad de la audiencia se ponga en riesgo tras exponerse a los medios durante la rueda de prensa conjunta con el primer ministro italiano.
"Tiene muy buena pronunciación"
Benedicto XVI recibió en audiencia al presidente del Gobierno español durante 30 minutos. Según fuentes españolas, Zapatero y el Papa hablaron del viaje de éste a las ciudades españolas de Santiago de Compostela y Barcelona el 8 y 9 del próximo noviembre.
Según cuenta Efe, la audiencia se celebró en la Biblioteca privada del Papa y tras la misma entró en la sala el séquito del jefe del Gobierno español, compuesto por nueve personas entre ellas el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos; el embajador de España cerca de la Santa Sede, Francisco Vázquez; el secretario general de la Presidencia del Gobierno, Bernardino León, y el secretario de Estado de comunicación Félix Monteira.
Benedicto XVI, como establece el protocolo para las visitas de los primeros ministros, recibió a Zapatero de pie ante la mesa de la biblioteca y le dirigió unas palabras en español a las que Zapatero le contestó en un alarde de dialéctica: "Tiene una pronunciación muy buena". Una vez sentados uno frente al otro, ayudados por un intérprete de la sección española de la Secretaria de Estado, dialogaron durante 30 minutos y en los minutos previos a Zapatero se le ocurrió comentar al Pontífice que "hay muchos españoles en el Vaticano".
Concluido el coloquio a solas, entró en la biblioteca el séquito presidencial y tras las presentaciones, Zapatero regaló al Papa el libro "Historia del Monasterio de San Lorenzo del Escorial", de 1862, escrito por Antonio Rotondo. El Pontífice lo agradeció afirmando que el "libro era muy bello" y le correspondió con un bajorrelieve en bronce de cómo era el Vaticano en 1.600 y la medalla en oro de su pontificado.
Tras la audiencia, Rodríguez Zapatero se entrevistó con el secretario de Estado Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, y el "ministro de Exteriores" del Vaticano, el arzobispo Dominique Mamberti. En ese encuentro estaba previsto, según fuentes españolas, que Zapatero informara a Bertone de la polémica reforma de la ley de libertad religiosa en España.
También con Bertone estaba previsto tratar de la situación en Cuba. La Santa Sede y el Gobierno español apuestan por un diálogo crítico y exigente con las autoridades cubanas, según el Ejecutivo español. El régimen cubano, con la mediación de la Iglesia cubana, decidió recientemente trasladar a seis presos políticos a cárceles cercanas a sus lugares de residencia.