
L D (EFE)
Estos son el ex secretario provincial del Partido Andalucista (PA) en Málaga y ex teniente de alcalde de Marbella Pedro Pérez, que fue llevado a una celda solo, y el presidente y el director general de la promotora inmobiliaria Aifos, Jesús Ruiz Casado y Jenaro Briales, respectivamente, quienes comparten celda.
Julián Muñoz y estos otros tres presos ya fueron vistos por el médico del centro el viernes, su primer día de estancia en la cárcel, durante el que ninguno de ellos recibió visitas. Tras el facultativo, estaba previsto que pasaran los otros profesionales del equipo multidisciplinar de clasificación de la penitenciaria, el psicólogo, el trabajador social y el educador, tras lo que serán asignados a un módulo concreto. Estos profesionales tienen un plazo de cinco días para efectuar su trabajo, según las fuentes.
Cada módulo del centro tiene su propio comedor, salvo en el de ingresos, cuyos reclusos efectúan las comidas en su respectiva celda -caso de Muñoz y de los otros tres presos del caso Malaya que llegaron el mismo día que él-, y cada módulo tiene su propio patio, por lo que los internos de un módulo no se suelen ver con los de otro.
Además de estos cuatro presos de la operación Malaya, hay otros 19 que estaban desde antes y encuadrados en otros módulos, entre ellos la ex alcaldesa Marisol Yagüe y el ex asesor de Urbanismo del Consistorio marbellí Juan Antonio Roca, considerado presunto "cerebro" de la trama y de quien, según la Fiscalía, recibió "pagos" Julián Muñoz "como consecuencia de una contraprestación municipal".
La vida en la prisión cambia algo los fines de semana respecto al resto de días, ya que las horas de descanso son iguales, pero varían las actividades, al no funcionar los talleres y darse paso a la programación del voluntariado de la Pastoral penitenciaria, que organiza actividades en los módulos.
El departamento de ingresos, donde están Muñoz y los últimos encarcelados del caso Malaya, tiene más limitado estas actividades, que se centran en los internos que prolongan su estancia en un módulo con un número de reclusos más fijo, lo que no ocurre en el número 1.
Los reclusos pueden efectuar cinco llamadas telefónicas a la semana, de cinco minutos cada una, y esta prisión de Alhaurín alberga en la actualidad a unos 1.700 internos.
Julián Muñoz y estos otros tres presos ya fueron vistos por el médico del centro el viernes, su primer día de estancia en la cárcel, durante el que ninguno de ellos recibió visitas. Tras el facultativo, estaba previsto que pasaran los otros profesionales del equipo multidisciplinar de clasificación de la penitenciaria, el psicólogo, el trabajador social y el educador, tras lo que serán asignados a un módulo concreto. Estos profesionales tienen un plazo de cinco días para efectuar su trabajo, según las fuentes.
Cada módulo del centro tiene su propio comedor, salvo en el de ingresos, cuyos reclusos efectúan las comidas en su respectiva celda -caso de Muñoz y de los otros tres presos del caso Malaya que llegaron el mismo día que él-, y cada módulo tiene su propio patio, por lo que los internos de un módulo no se suelen ver con los de otro.
Además de estos cuatro presos de la operación Malaya, hay otros 19 que estaban desde antes y encuadrados en otros módulos, entre ellos la ex alcaldesa Marisol Yagüe y el ex asesor de Urbanismo del Consistorio marbellí Juan Antonio Roca, considerado presunto "cerebro" de la trama y de quien, según la Fiscalía, recibió "pagos" Julián Muñoz "como consecuencia de una contraprestación municipal".
La vida en la prisión cambia algo los fines de semana respecto al resto de días, ya que las horas de descanso son iguales, pero varían las actividades, al no funcionar los talleres y darse paso a la programación del voluntariado de la Pastoral penitenciaria, que organiza actividades en los módulos.
El departamento de ingresos, donde están Muñoz y los últimos encarcelados del caso Malaya, tiene más limitado estas actividades, que se centran en los internos que prolongan su estancia en un módulo con un número de reclusos más fijo, lo que no ocurre en el número 1.
Los reclusos pueden efectuar cinco llamadas telefónicas a la semana, de cinco minutos cada una, y esta prisión de Alhaurín alberga en la actualidad a unos 1.700 internos.
