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La Conferencia Episcopal acusa al Gobierno de ejecutar un "plan de diseño social" para "desinflar" lo católico

El secretario de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, ha acusado al Ejecutivo de ejecutar un "plan de diseño social" para "desinflar" lo católico. En su columna del número 3.345 de la revista religiosa Ecclesia, titulada "Catolicismo al 25%", Gil Tamayo asegura que con el "plan de diseño social lo que se quiere es desinflar lo católico hasta un cuarto de presión, o sea pincharlo para que no estorbe ni circule". "Lo que está ocurriendo en España de mano del Ejecutivo socialista y sus socios es un ejercicio de ingeniería o diseño social y político, en definitiva cultural, que hace parecer prehistórico el cambio vaticinado por su antecesor en los comienzos de los 80", asegura.

El secretario de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, ha acusado al Ejecutivo de ejecutar un "plan de diseño social" para "desinflar" lo católico. En su columna del número 3.345 de la revista religiosa Ecclesia, titulada "Catolicismo al 25%", Gil Tamayo asegura que con el "plan de diseño social lo que se quiere es desinflar lo católico hasta un cuarto de presión, o sea pincharlo para que no estorbe ni circule". "Lo que está ocurriendo en España de mano del Ejecutivo socialista y sus socios es un ejercicio de ingeniería o diseño social y político, en definitiva cultural, que hace parecer prehistórico el cambio vaticinado por su antecesor en los comienzos de los 80", asegura.
L D (Europa Press) El secretario de Medios del Episcopado, José María Gil Tamayo, se asombra de la "tan profunda y acelerada" transformación de la sociedad española en un cuarto de siglo desde la Transición (pese al cambio a nivel mundial ante las nuevas tecnologías, la globalización y otros muchos factores políticos, sociales y culturales) y califica "lo que está ocurriendo en España de mano del Ejecutivo socialista y sus socios" como "un ejercicio de ingeniería o diseño social y político, en definitiva cultural, que hace parecer prehistórico el cambio vaticinado por su antecesor en los comienzos de los 80".
 
Denuncia que el cambio va más allá del legítimo campo de competencia política hasta invadir "los terrenos de las libertades y derechos personales y sociales, como son los de la educación moral, la familia, el matrimonio y el derecho a la vida", y enumera las leyes "al dictado de influyentes lobbys homosexuales, de ideología de género, libertarios y radicales, sin olvidarnos de la añeja corriente laicista, con el correspondiente y hegemónico acompañamiento mediático afín, así como con el manual de adoctrinamiento en curso en la llamada Educación para la ciudadanía'".
 
Con todo, Gil Tamayo arguye que el Ejecutivo pretende crear "una nueva sociedad", donde todo sea "tan plural y variado que no se reconozca ninguna seña de identidad arraigada y compartida" y, en consecuencia, se sea "débil e inoperante como sociedad civil". "De ahí el empeño no disimulado de marginar y reducir toda contestación a este propósito, especialmente la presencia católica en el ámbito público hasta querer hacerla insignificante, con no más de un 25 por ciento en el conjunto social", añade.
 
Así, critica que se "orquestan" reiterativas noticias de encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y de otras "marcas afines", con el propósito de hacer ver "lo poco católico" que están siendo los españoles. A ello se añaden "otras confesiones religiosas que van ocupando un puesto destacado en España, como es, sobre todo, el caso del Islam, que goza -además de la financiación de Arabia Saudí y de otros países y grupos árabes- de todo el apoyo directo e indirecto del buró e intelectualidad oficial".
 
"Pero en el fondo, con el plan de diseño social lo que se quiere es 'desinflar' lo católico hasta un cuarto de presión, o sea pincharlo para que no estorbe ni circule", deduce Gil Tamayo. En conclusión, pide a los católicos que defiendan sus derechos y libertades civiles y hagan "un serio examen de conciencia" y pongan "remedio a la pérdida de vitalidad cristiana".
 

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