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LA MÚSICA DE LOS POLÍTICOS

Zapatero escucha a Sonsoles; Rajoy prefiere "With a little help from my friends"

Este domingo se celebra el Día Europeo de la Música, motivo por el cual, quizás, González-Sinde ha insinuado que quieren legislar también ese campo. Los políticos, mientras, difieren en sus gustos musicales.

L D (EFE) El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se declara aficionado al pop, aunque reconoce que cada vez le gusta más la música clásica y la ópera, de modo que el último concierto al que acudió fue a uno en el que cantaba su mujer, Sonsoles Espinosa, integrante del coro de La Capilla Real de Madrid. Zapatero añade que son sus hijas las que fundamentalmente compran los nuevos CDs que entran en la Moncloa y que no se baja música de Internet.

Por su parte, el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, se define como un "clásico" en materia musical, ya que las décadas de los 60 y 70 son sus referentes. Rajoy menciona a los Beatles y su canción "With a little help from my friends" entre sus temas favoritos, así como "La chica de ayer" de Nacha Pop o "Everybreak you take" de Police.

La portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, comparte con su jefe el gusto por esta banda de pop británica. Tanto es así, que reconoce que no le importaría ponerse un día en la piel de su líder, Sting. Sáenz de Santamaría declara que le encanta la música y que escucha "casi de todo", aunque confiesa que no toca ningún instrumento porque es "negada para estas cosas".

En cambio, el eurodiputado electo del PSOE, Juan Fernando López-Aguilar, domina varios instrumentos de cuerda, que van desde la guitarra y el bajo hasta algunos menos comunes como el banjo o el timple, y asegura que le encanta tocar temas de Eric Clapton.

López Aguilar elegiría precisamente convertirse en Clapton durante un concierto, ya que es "deslumbrante", aunque elige una cita de Joaquín Sabina como una de sus favoritas: "Que ser cobarde no merezca la pena, que ser valiente no resulte tan caro".

Por el contrario, la diputada del PP y ex ministra de Sanidad Ana Pastor afirma que "no sería capaz de subir a un escenario", y que aunque le apasiona la música, dejó el piano de pequeña porque considera que "hay que tener dotes" para ello.

Llamazares, la bandurria

Gaspar Llamazares, diputado de Izquierda Unida, se declara amante del Jazz y de la música clásica, por lo que se transformaría durante un día en Verdi, quien aúna el "genio musical con el compromiso político". Además, Llamazares explica que en el único instrumento ha tocado, cuando era un niño, es la bandurria, aunque precisa que se aburrió pronto porque sus profesores eran muy mecánicos y no favorecían lo que hacían interesante.

El secretario general del grupo socialista del Congreso, Eduardo Madina, es un "fetichista" de la música, pues dice que prefiere escucharla en vinilo, ya que "llena el aire de buenas sensaciones" y tiene una gran calidez. Madina asegura que para un Pleno del Congreso de los Diputados elegiría escuchar "Un buen día" de Los Planetas, mientras que López Aguilar escogería "Nada que decir" de Fito y Los Fitipaldis.

El vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, confiesa que le hubiera gustado dominar la guitarra o el acordeón "para tocarlos en las noches de verano frente al mar" y conquistar chicas, pero dice que ahora se ha rendido porque "ya no tiene edad" para esas cosas. Eso sí, González Pons dice que canta en el karaoke cuando tiene oportunidad y que prefiere las canciones cuya letra sigue con naturalidad, en especial artistas en español como Silvio Rodríguez, Nacha Pop, Serrat o Enrique Urquijo.

El diputado del PSOE Rafael Simancas también admira a los cantautores y no le importaría ser por un día "uno de esos trovadores urbanos que llegan a la última fibra del alma", como Serrat. Sin embargo, el último CD que se ha comprado -y que lleva en el coche- es el nuevo de Malú, ya que también le gusta mucho el pop.

Joan Herrera, secretario general de ICV, es amante del Jazz, por lo que siempre que puede va a disfrutarlo en directo en Terrasa, "el sitio de Jazz de Cataluña". Herrera idolatra al músico de Nueva Orleans Wynton Marsalis y le gustaría tocar la trompeta como él, pero ha tenido que abandonar este instrumento por falta de tiempo. Se niega a llevarla un día al Congreso para no "hacer el ridículo".

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