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El capellán de Highlands El Encinar acusado de abusos sexuales a menores llevaba a las niñas a su "sitio secreto"

Así lo asegura la primera de las menores denunciantes —de 6 años— en varias grabaciones, en las que detalla los presuntos tocamientos.

Así lo asegura la primera de las menores denunciantes —de 6 años— en varias grabaciones, en las que detalla los presuntos tocamientos.
El "sitio secreto" estaría en un rincón escondido del patio de abajo del colegio. | Google Maps / Redes sociales

El padre Marcelino —de 57 años— fue detenido el pasado 6 de marzo por la tarde después de que los padres de varias niñas de primero de Primaria del colegio Highlands El Encinar en Madrid, donde ejercía como capellán y guía espiritual, decidieran denunciarle por presuntamente haber abusado sexualmente de las menores. El sacerdote —de la congregación de los Legionarios de Cristo— manifestó su deseo de no prestar declaración en sede policial.

El primer denunciante fue el padre de una menor —a la que llamaremos María, para preservar su anonimato— que acudió a dependencias policiales el mismo 6 de marzo (día de la detención) por la mañana y presentó cuatro archivos que contienen unas conversaciones con su hija en las que la pequeña señala que el religioso la habría sometido a tocamientos y además menciona a otras presuntas víctimas (siete de sus amigas).

En los videos —que constan en el atestado policial, al que ha tenido acceso Libertad Digital— María detalla los abusos que el sacerdote les habría infligido a pesar de que tanto ella como las otras niñas le habrían pedido que dejara de hacerlo. Los padres de cuatro de las compañeras de clase a las que la niña menciona en las grabaciones también han presentado las correspondientes denuncias por abuso sexual a menores contra el padre Marcelino.

Situación previa

La madre de María explica que la menor, que acude al mismo centro educativo desde que tenía un año, "siempre ha sido una niña risueña" y "alegre" pero que a lo largo de este curso eso ha ido cambiando. "Se ha vuelto más irascible" —indica— "grita sin motivo aparente" y "ha comenzado a sufrir terrores nocturnos". Especialmente desde que volvió al colegio tras las vacaciones de Navidad.

Paralelamente, desde el centro ha puesto en conocimiento de la familia que la niña visita la enfermería frecuentemente durante los recreos, refiriendo "dolores de tripa y de cabeza que aparentemente no respondían a ningún cuadro médico". Además, la pequeña había manifestado a sus padres en varias ocasiones que presentaba dolor genital. "Me duele el chichi", habría señalado en referencia a sus partes íntimas.

Reconoce los abusos

La madre recuerda que la pequeña ya tuvo algunos episodios extraños el curso pasado, por lo que cree que los presuntos abusos podrían haberse producido desde entonces. Suele tener pesadillas que la hacen despertarse de forma sobresaltada. En una ocasión les indicó que había soñado que "la habían tocado". Los terrores nocturnos se han ido agravando y haciendo más frecuentes.

Así ha sido hasta que —en la noche del 5 de marzo de 2025— la niña entra en pánico cuando le apagan la luz para ir a dormir. No quería hacerlo "por cosas que le habían pasado", dijo a sus padres. Es entonces cuando el matrimonio se alerta e intenta indagar sobre lo que le ocurre a la menor, que pide hablar con el padre a solas en primer lugar.

El "sitio secreto"

Durante la conversación —cuya transcripción consta en el atestado policial al que hemos tenido acceso— María empieza diciendo que "el padre Marcelino a veces nos molesta". Inicialmente, le cuesta explicar a qué se refiere. Pero termina explicando a su padre que durante el recreo el sacerdote se llevaba a una serie de niñas en concreto, en pequeños grupos (tres o cuatro a la vez), a un "sitio secreto" y también al baño.

En estos dos lugares, según explica el progenitor y recoge la pequeña en su relato, el sacerdote "les baja el pantalón, les mete la mano por dentro de las braguitas y les toca sus partes". Por lo que explica María, si se negaban era peor. La pequeña cuenta que "si no nos bajamos el pantalón, nos lo baja hasta abajo" o "nos quita hasta el pantalón". Así que ella habría optado por bajárselo "un poquito" para que no se lo "baje del todo".

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