Alasie Tukkiapik —de 41 años— falleció en febrero de 2023 cuando se encontraba en la casa que su pareja compartía con su hermano, en el asentamiento inuit de Kangiqsujuaq (en Montreal, Canadá). Ante la ausencia de noticias, su familia reportó su desaparición e inició su búsqueda. Acudieron en varias ocasiones al domicilio del hombre con el que salía desde hacía varios años —Frank—, que nunca les permitió pasar. El 18 de septiembre de ese mismo año, llevados por la desesperación, vuelven a recurrir a la policía.
Los agentes acuden a la vivienda, les abre la puerta el cuñado de la mujer a la que buscaban —Nicodemo Sansalone— y realizan el terrible hallazgo. Nada más entrar en el inmueble, notaron un fuerte olor a putrefacción y vieron lo que parecía un cuerpo humano tapado completamente con una manta sobre el sofá. Eran los restos momificados de Alasie, que pertenecía a un pueblo indígena del Ártico. El varón explicó a los policías que no habían dado aviso "por miedo" a la reacción de la familia de ella, que habría muerto el 12 de febrero de 2023 —según su relato— por causas naturales.
Su hermano Francesco (que había abandonado la vivienda con el cadáver en su interior semanas atrás) fue arrestado un mes después —el 19 de octubre— en el centro comercial Atwater Market de Montreal, tras una intensa búsqueda por albergues y demás recursos para personas sin hogar. Antes de la muerte de Alasie, la pareja vivía en el domicilio de los Sansalone de manera intermitente. De hecho, él explicó a los agentes que justo antes de que su novia falleciera habían pasado dos semanas juntos en un motel. Pero que ella tenía sangrados rectales, se empezó a debilitar y regresaron a casa.
Ella no quiso ir al hospital
Él —contó— le compraba vendas y se las cambiaba, e incluso le insistió en que debía ir al médico. Algo que ella rechazó en repetidas ocasiones. El informe de autopsia —emitido en abril de 2024— no reveló la causa de la muerte, dado el avanzado estado de descomposición. Pero los expertos indicaron que no habían encontrado indicios de violencia.
Cabe señalar que la situación en la que se encontró a Alasie (con múltiples papeles y vendajes ensangrentados dentro de la ropa, en la zona baja de la espalda y los glúteos) encaja con el relato de los hechos ofrecido tanto por Nicodemo como por Francesco, de 63 y 61 años de edad en la actualidad.
Tenían miedo a su familia
El miércoles 30 de abril, ambos comparecieron ante el Tribunal de Montreal y —en declaraciones separadas—admitieron los cargos que se les imputan (indignidad hacia un cadáver) por dejar el cuerpo sin vida de la mujer en el sofá de su casa, en lugar de comunicar su fallecimiento a la familia o las autoridades.
Lo trasladaron hasta allí después de que Alasie falleciera en la sala de estar. La tumbaron entre los dos y Francesco tapó su cuerpo con la mencionada manta, y le puso una flor sobre el pecho. Él —aseguró— "murió al mismo tiempo que la Sra. Tukkiapik" y no avisó a su familia de lo sucedido porque "pensaba que lo iban a matar".
Sánchez ya ha dejado claro que un medio crítico como este es un obstáculo. Nos halaga pero necesitamos tu ayuda para demostrarle que lo que dice es cierto. Hazte socio del Club LD.