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Hallan pruebas de que Madeleine McCann está muerta en la guarida del sospechoso de su desaparición

La policía alemana ha encontrado un disco duro cuyo contenido confirmaría que Maddie murió tras su secuestro y Christian Brueckner es el culpable.

La policía alemana ha encontrado un disco duro cuyo contenido confirmaría que Maddie murió tras su secuestro y Christian Brueckner es el culpable.
Madeleine McCann desapareció el 3 de mayo de 2007. | EUROPA PRESS

La policía germana ha hallado nuevas pruebas que podrían dar un vuelco a la investigación de la desaparición de la niña británica Madeleine McCann el 3 de mayo de 2007 en el Algarve (Portugal), hasta el punto de impedir que el principal sospechoso del caso —el depredador sexual y pederasta alemán Christian Brueckner, que cumple condena en estos momentos en su país— quede en libertad en el mes de septiembre.

Según informa el diario The Sun, los investigadores encargados del asunto en Alemania encontraron un disco duro en la guarida abandonada del violador convicto que demostrarían la culpabilidad de Brueckner y también que la pequeña británica habría sido asesinada poco después de fuera secuestrada mientras dormía en el apartamento turístico que sus padres habían alquilado para las vacaciones en Praia Da Luz.

El dispositivo —señala el periódico británico— contendría "fotografías, que los investigadores alemanes siguen manteniendo en secreto" y que explicarían "por qué están seguros de que Madeleine está muerta". Por otra parte, en ese mismo lugar —una fábrica abandonada que el alemán compró por 20.000 libras en 2008 (meses después de la desaparición de Maddie)— encontraron "ropa y juguetes de niños, además de máscaras, productos químicos y armas".

Lo que sabíamos hasta ahora es que las autoridades germanas hallaron en 2016 alrededor de 8.000 imágenes de pornografía infantil, junto con grandes cantidades de bañadores de niña, en el interior de la caravana en la que vivía en una antigua fábrica abandonada. Y que, en 2020, también encontraron un zulo oculto en una parcela que frecuentaba el sospechoso y que estaba próxima al que fuera su domicilio entonces.

El sótano secreto

Los investigadores llegaron a pensar que el cadáver de Maddie podía estar enterrado allí y investigadores excavaron en el jardín en busca de huesos u otros restos que pudieran pertenecer a la menor. El zulo estaba bajo los cimientos de la construcción, una especie de cabaña que fue demolida en el año 2008. Encontraron muñecas, luces con forma de hada y otros enseres infantiles, pero no a la pequeña.

Bajo los escombros estaban —eso sí— los huesos de un perro que había pertenecido a Brueckner y un pen drive con material pedófilo. El hallazgo se produjo en el marco de la investigación de Inga Gehricke, conocida como la Maddie alemana. La niña —de 5 años— desapareció en 2015 durante la celebración de una barbacoa en una zona boscosa de Stendal, a unos 80 km del cobertizo donde el pederasta tenía un sótano secreto.

Cabe señalar que el pederasta no exclusivo (se le conocen relaciones con mujeres adultas y tiene a sus espaldas condenas por violación a personas de edad avanzada) se fue a vivir a Alemania en 2007, después de la desaparición de la pequeña McCann. Inicialmente a la ciudad de Braunschweig, a unos 60 kilómetros de Hannover. Allí fue donde la policía halló el mencionado zulo oculto bajo una cabaña en 2020.

Chats pedófilos y admiración por Fritzl

El fiscal alemán encargado del caso de la desaparición de Madeleine McCann, Hans Christian Wolters, ha manifestado en diferentes ocasiones que cree que Brueckner secuestró y mató a Maddie. El estudio de sus movimientos a través de la localización de sus llamadas —por ejemplo— lo sitúan en la zona del Algarve la noche de la desaparición de la pequeña.

En su momento, también reveló la existencia de una conversación de chat en la que el sospechoso reconoce aspectos como que quiere "atrapar a un niño pequeño y usarlo durante días" e incluso grabar en video "cómo lo torturo". Estaba "obsesionado" con los niños, asegura el representante del ministerio público.

Esto coincide con el testimonio de una otra persona de su entorno a quien le confesó sentir admiración por el austriaco Josef Fritzl, el monstruo de Amstetten. Su ídolo violó a su hija Elisabteh —con la que tuvo siete hijos/nietos— durante 24 años (de 1984 a 2008). La mantuvo encerrada en una habitación con las ventanas tapiadas, como hizo también con su mujer hasta que murió.

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