
En Racale, una localidad del sur de Italia situada en la región de Puglia, se produjo el martes 17 de junio un crimen que ha marcado profundamente a sus vecinos: Teresa Sommario, de 52 años, fue asesinada en su propia casa por su hijo mayor, Filippo Manni, de 21. El homicidio tuvo lugar en la vivienda familiar de la Via Toscana.
Según las primeras investigaciones, recogidas por medios italianos, el joven atacó a su madre con un hacha tras una discusión aparentemente trivial. Teresa le habría recriminado que entrara en casa sin saludar, un reproche cotidiano, pero que en este caso desencadenó una violencia inaudita. Filippo subió entonces a su habitación, cogió un hacha de boy scout que guardaba colgada en la pared y, en un arrebato de furia, bajó para atacar a su madre por la espalda, golpeándola en la nuca, la cabeza y el pecho. Con la misma herramienta destrozó después el ordenador de la mujer, alegando que lo hizo "porque hablaba", según confesó posteriormente a la fiscal del caso, Simona Rizzo.
Frialdad absoluta durante el interrogatorio
Filippo Manni, estudiante de Economía en la Universidad La Sapienza de Roma, fue detenido poco después por los carabineros mientras deambulaba sin camiseta por una carretera cercana que conduce a la costa de Torre Suda. A los agentes les confesó de inmediato el crimen y, posteriormente, durante un interrogatorio de hora y media con la fiscal Rizzo, reafirmó sus palabras con una inquietante falta de emoción:
"En un momento se me apagó todo, subí al piso de arriba, tomé el hacha y la maté, pero otras veces, en broma, ya lo había pensado y se lo había dicho, y ahora lo he hecho".
Lejos de mostrar arrepentimiento, el joven mantuvo un tono sereno y lúcido. "No quería huir", explicó, "solo quería ir al cementerio a visitar a mi abuela, o a bañarme en el mar". El relato, transmitido por fuentes judiciales, deja claro el grado de desconexión emocional con el que Manni vivió el crimen.
Un historial de tensiones ocultas
El asesinato fue descubierto gracias a uno de los hermanos menores de Filippo, un gemelo de 17 años, que escuchó los gritos de su madre y dio la voz de alarma. Cuando llegaron los servicios de emergencia, Teresa ya había fallecido. La autopsia, encargada al forense Alberto Tortorella, se practicará el 20 de junio.
Aunque la discusión que precedió al crimen fue de una naturaleza aparentemente banal, los investigadores creen que el detonante real del homicidio podría encontrarse en una acumulación de tensiones prolongadas. Filippo, según se ha sabido, estaba considerando abandonar sus estudios universitarios para dedicarse a la música, su verdadera vocación. Pretendía matricularse en el conservatorio de Lecce para estudiar guitarra. Su madre, al parecer, no aprobaba la idea.
A ello se suma un reciente accidente de tráfico en el que Filippo dañó el coche familiar. El incidente habría generado nuevos reproches y un ambiente cada vez más tenso. Días antes del asesinato, el joven golpeó el parabrisas del vehículo con el puño, en lo que ahora se interpreta como una señal de desequilibrio emocional no detectado.
Una familia conocida
Teresa Sommario trabajaba desde hacía más de veinte años en el departamento de compras de la empresa Cnh Industrial de Lecce. Estaba divorciada de Daniele Manni, arquitecto y concejal de Obras Públicas del Ayuntamiento de Racale. Además de Filippo, tenía dos hijos más, los gemelos menores que cumplirán la mayoría de edad en las próximas semanas.
El asesinato ha conmocionado a todo Racale. El alcalde del municipio, Antonio Salsetti, expresó su incredulidad con palabras cargadas de afecto y estupor: "Conocía bien a la familia y también a Filippo, a quien había visto hace unos días. Un chico normal, tranquilo. Nunca me habría esperado una tragedia así en un entorno familiar sano y sereno, al menos según lo que yo sabía. Estoy consternado". Filippo Manni permanece en prisión provisional, acusado de homicidio voluntario. Se ha reforzado su vigilancia ante el riesgo de desequilibrio mental.