Menú

Dudas y certezas sobre la asesina de la pequeña Lola, primera mujer condenada a cadena perpetua en Francia

Dahbia Benkired —la argelina que hizo pasar un "auténtico suplicio" a la niña de 12 años— "no está loca", según los expertos que la evaluaron.

Dahbia Benkired —la argelina que hizo pasar un "auténtico suplicio" a la niña de 12 años— "no está loca", según los expertos que la evaluaron.
Capturas de video de Dahbia Benkired y su víctima, Lola Daviet. | TikTok

La argelina Dahbia Benkired —de 27 años— se ha convertido en la primera mujer condenada en Francia a cadena perpetua irreductible (sin posibilidad de libertad anticipada o reducción de pena), tras ser declarada culpable de todos los delitos que se le imputaban en relación con el brutal crimen de la pequeña Lola Daviet: asesinato, violación, actos de tortura y barbarie. El Tribunal de lo Penal de París ha considerado que la acusada le hizo vivir un "auténtico suplicio" a la víctima, de 12 años de edad.

Benkired hizo uso de una violencia inexplicable contra la niña, a la que atacó cuando volvía del colegio el 14 de octubre de 2022. Su cadáver —desnudo y envuelto en cinta adhesiva— fue hallado en el interior de un baúl abandonado en los alrededores del edificio en el que Lola vivía con su familia. Presentaba 38 cuchilladas y traumatismos hemorrágicos por todo el cuerpo, especialmente en las partes íntimas. La pequeña había sido violada vaginal y analmente.

A pesar de la crueldad de los hechos, Benkired no actuó llevada por la locura. Era consciente de sus actos. Así lo han determinado los múltiples exámenes psicológicos a los que ha sido sometida y lo han certificado los distintos expertos que la evaluaron y declararon en la quinta sesión del juicio contra ella celebrada el pasado jueves. La acusada es "narcisista", "egocéntrica", "antisocial" y hasta "psicópata", pero "no está loca".

"Es importante no confundir la locura de un acto con la locura de su autor", señaló la psiquiatra Karine Jean. No tiene ningún trastorno que alterara o anulara su juicio. Es decir, sabía lo que hacía cuando apuñaló, violó y asfixió a la pequeña vecina de su hermana Friha. Una niña a la que ni siquiera conocía —reconoció en el juicio— y que accedió a hacerle todo lo que su captora le pidió pensando que así no le haría daño, como la argelina le había asegurado.

Mujer fría y sin empatía

"Señora, no me haga daño", le rogó la pequeña Lola. Ella tranquilizó a la niña asegurándole que no se lo haría. La engañó. Su falta de arrepentimiento es uno de los aspectos que han destacado los mandos policiales que lideraron la investigación del crimen de Lola durante el juicio. Uno de los comisarios explicó que cuando la detuvieran se encontrarían "con alguien que lo confesaría todo y se derrumbaría". "No fue así en absoluto", exclamó.

"Me sorprendió; pensé que habíamos cometido un error", reconoció el policía. En la misma línea testificó un segundo agente que estuvo al frente del caso y el arresto de la argelina. Según explicó, Dahbia incluso habría intentado desestabilizar a los investigadores durante los interrogatorios. "Ella nunca mostró empatía", aseguró. Es "fría", "cerrada" y "agresiva", señalaron los psiquiatras que la evaluaron.

¿Por qué se ensañó con ella?

El relato que Dahbia ha ofrecido durante el juicio ha revelado algunos detalles pero ha dejado muchas preguntas sin resolver. Para empezar, la argelina infligió hasta 38 cortes por todo el cuerpo a la pequeña, especialmente en la zona de la espalda y el cuello. Sin embargo, ha mantenido que en realidad no quería hacer daño a la niña.

El día en el que cometió el crimen "estaba llena de odio", ha reconocido. Pero lo que deseaba era hacerle daño a su expareja, "no a Lola". Un argumento que cuesta digerir a la vista de las lesiones que presentaba el cuerpo de la víctima, que fue brutalmente violada y torturada antes de ser asesinada. El informe forense no deja lugar a dudas.

La explicación de los cortes

Según la argelina, el día antes de matar a la niña se tomó tres pastillas de Lyrica —un medicamento con un potente efecto analgésico e hipnótico— y eso le puso "en ese estado". "Perdí la cabeza", exclamó. Dahbia afirmó que apuñaló a la niña sin contemplaciones no la veía como una persona: "Pensé que era una oveja".

"La piel estaba dura, como la de una oveja", por eso "la apuñalé y la corté" y también le pintó un "0" y un "1" de color rojo en la planta de los pies, tal y como se marcan los corderos que se sacrifican en su país —Argelia— con motivo de Eid al-Adha, la fiesta con la que los musulmanes conmemoran la obediencia del profeta Ibrahim, el 10º día del mes lunar de Dhu al-Hijjah.

La sombra del ritual

Cabe recordar que el estado en el que fue hallado el cadáver —desnudo, cubierto por cinta adhesiva, con múltiples laceraciones, casi decapitado y los números pintados en la planta de los pies en color rojo— puso sobre la mesa la posibilidad de que el crimen estuviera relacionado con algún tipo de ritual. Una hipótesis que fue cogiendo fuerza a medida que se filtraron algunos detalles de la investigación.

La asesina confesa de Lola era aficionada a los asuntos relacionados con la brujería y las pesquisas policiales revelaron que buscó información sobre sacrificios humanos en internet antes de cometer el crimen. También se supo que había bebido sangre de la víctima después de quitarle la vida. Eso le dijo a los agentes del caso durante los interrogatorios, aunque lo ha negado en el juicio. Ante el tribunal solo ha reconocido haber recogido el fluido en una botella.

De víctima a verdugo

Aunque Dahbia reconoce los hechos —que violó a la víctima, que le realizó cortes por todo el cuerpo y casi la decapitó, que la envolvió en cinta aislante y la asfixió— no ha querido extenderse en los detalles. De hecho, ha evitado entrar las cuestiones de fondo y ha hecho alusión a su truculenta vida en un intento por justificar la monstruosidad de sus actos, como si creyera que el hecho de que hubieran abusado sexualmente de ella, perdiese a sus padres siendo joven o fuese adicta al cannabis restara gravedad al "sufrimiento físico, psicológico y moral" —en palabras de una de las médicos forenses— que padeció la pequeña.

La mayoría de las circunstancias alegadas por Dahbia no han podido ser comprobadas. Aunque una de sus dos hermanas —Friha— dijo a los investigadores que la pequeña de las Benkired era "la mala semilla de la familia". Siempre les causaba problemas. Ella era vecina de los Daviet y su apartamento fue la escena del crimen. En un primer momento fue arrestada y después exonerada, pero terminó siendo deportada. La otra hermana —Katiba— confirmó durante la investigación que su padre las golpeaba y "las tres intentamos suicidarnos". No se pudo escuchar su testimonio en el juicio porque no acudió por "razones médicas".

Temas

En Sucesos

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida