Incógnitas, conjeturas y apariciones  Los testimonios de esta jornada, lejos de aportar novedades, sirvieron para dejar en evidencia las sombras de la investigación. Sobre las lagunas se movió el primer testimonio, de una inspectora de la Unidad Central de Inteligencia. Admitió que su unidad carecía de datos "objetivos y fehacientes" sobre el relato de los hechos. Sugirió que pudieron ser diez o trece los autores materiales y apuntó a la posibilidad, tres años después no probada, de que los terroristas utilizaran un tercer coche para desplazarse a Alcalá de Henares. Daba por hecho esta policía que los autores materiales usaron la Kangoo y el Skoda Fabia, que apareció tres meses después de la masacre en circunstancias todavía no esclarecidas. De la furgoneta habló en su declaración el segundo testigo: el policía que inspeccionó el vehículo en Alcalá. Por tres veces dijo que no había nada en la zona de carga de la furgoneta y que tampoco el perro que entró para detectar explosivos, que no los detectó, tuvo que esquivar objeto alguno. Pero toda la atención de la jornada la acaparó el primer testigo protegido que declaraba, el confidente Cartagena, imán de una mezquita de Villaverde, en Madrid. Planteó a lo largo de su declaración numerosas incógnitas que pueden dan un vuelco al juicio. Algunos detalles habían sido ya revelados por El Mundo, como las presiones de los policías para que no mencionara a ETA. De otros nada se sabía, como que El Tunecino, que murió en Leganés, también tenía relación con los agentes de la UCIE. Aportó nombres de policías que, según su testimonio, le presionaban en su estrategia de manipular las "tramas islámicas". "Guillermo Moreno, que era el que más me chantajeaba". De este agente dijo que le pidió ir al piso de Leganés el 3 de abril por la mañana y que oyó cómo otro policía se quejaba por teléfono: "Como este moro hable la hemos cagado". Vaya fiasco, oiga, por Luis del Pino |