Juicio 11M: Sesión 20
No hubo órdenes políticas en la investigación


Además de la segunda parte de la declaración de "Manolón", la vigésima sesión del juicio por el 11-M dejó el testimonio del comisario de la Unidad Central de Información Interior (UCII) que participó en la investigación sobre el origen de los explosivos utilizados en los atentados. Casi todas las acusaciones se esforzaron, sin éxito, en que descartara la participación de ETA. Lo único que dijo fue que no recibió órdenes del Ministerio del Interior o de la Dirección de la Policía para orientar las pesquisas hacia la banda terrorista. El presidente del tribunal reprendió a un abogado que pretendía establecer la responsabilidad de Ángel Acebes: "Que yo sepa el ex ministro no está procesado", le aclaró.

Antes, Manolón, ex jefe de estupefacientes de la Comisaría de Avilés, que nunca conoció los planes de "los moritos" y que el ex minero Suárez Trashorras sólo era un colaborador "ocasional" a "cambio de nada" que se dedicaba a controlar a su controlador. Además, quedaron en evidencia sus lagunas con los reiterados "no me acuerdo". Entre lo más llamativo de la declaración, que reconoció que no hizo nada cuando su confidente le entregó una documentación falsa de uno de "los moros" y que "al trafico de hachís no se le tiene mucho en cuenta".

Por la tarde declaró el dueño de la empresa de construcción en la que trabajaba el acusado Saed El Harrak. Confirmó ante el tribunal del 11-M que en la bolsa que el procesado utilizaba para trabajar no apreció ningún sobre, como había adelantado El Mundo. Ni la Policía que inspeccionó esa bolsa ni la Policía Científica vieron ese manuscrito que la versión oficial presenta como el testamento de Kounjaa, muerto en Leganés. El propio El Harrak también negó en el juicio que le hubieran entregado esa carta.

Los testimonios de los mineros que trabajaron en Mina Conchita no coincidieron. Uno declaró que "casi" todos los mineros podían utilizar explosivos y detonadores y reconoció que "todos" tenían acceso a las llaves que abrían los minipolvorines. Otro, que había que conocer mucho la mina para localizar dinamita o detonadores, si bien reconoció que era factible sacar explosivos. También declaró el encargado de seguridad de la empresa "Canela de Seguridad", la distribuidora de los explosivos y detonadores a Mina Conchita, que explicó que la Guardia Civil vigila cada día la operación de carga del explosivo y son los agentes quienes tienen las llaves de los polvorines y los abren.

En una declaración totalmente dirigida por la fiscal Olga Sánchez, Gabriel Montoya Vidal, "El Gitanillo", confirmó que cuando acompañó a Suárez Trashorras, a "El Chino", conocido también como "Mowgly", y a dos personas más de raza árabe hasta la mina donde —según dijo— cogieron explosivos, escuchó al ex minero decirle a "El Chino" que no se olvidara de coger "las puntas y tornillos, que estaban quince metros más adelante". En el momento de los atentados "El Gitanillo" era menor de edad. Fue acusado en 2004 de participar en el robo y transporte de explosivos desde Asturias a Madrid, donde supuestamente se los entregó a "El Chino". Pactó su castigo con la Fiscalía.

Las investigaciones de la tarjeta, por Luis del Pino

 
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