El tribunal cumple con su deber  En la jornada se escucharon dos testimonios importantes aunque lo que quedó del día es lo que no se dijo. No lo dijo el que fuera director general de la Policía el 11-M, Agustín Díaz de Mera, que se negó a desvelar el nombre de la fuente que le habló de un informe, ahora desaparecido, con "indicios y pruebas de conexiones entre islamistas y ETA en número significativo". El presidente del tribunal le recordó que era su obligación responder y le puso facilidades: ordenó un receso para que se lo pensara, le propuso que escribiera el nombre en un papel, le leyó el artículo de la Ley de Enjuiciamiento Tribunal... Al final, Díaz de Mera mantuvo su silencio y Gómez Bermúdez le impuso una multa de 1.000. El objetivo de la sanción era disuadirle, pero tampoco lo consiguió, por lo que abrió un proceso por desobediencia.De lo que sí declaró Díaz de Mera destaca que ratificó la existencia de ese informe con dos autores, un hombre y una mujer, que decidieron hacer "un informe real sin orientación previa" y atendiendo a criterios "éticos". "Hay informes que no están fechados ni sellados pero que se entregan a quien los solicita", apuntó. Con la misma intención que el fiscal jefe de la Audiencia le preguntó si "era práctica habitual de ETA avisar", el ex director de la Policía respondió que "es de dominio común, señor fiscal jefe, que normalmente avisa, pero que hay actuaciones violentas en las que no avisa". Por la mañana compareció ante el tribunal el inspector Parrilla, presente en la primera declaración de Trashorras. Desveló desapariciones de notas del confidente Cartagena, informes en los que no reconocía su firma y un dato llamativo: que Garzón investigaba ya a Zougam por el atentando de Casablanca. Las investigaciones de la tarjeta, por Luis del Pino |