Más que de la cosmética operación diálogo del Gobierno, el colapso del proceso separatista pende de las contradicciones, broncas y errores de sus impulsores.
Esto de la 'feminización' es una nueva construcción política de los neocomunistas de Podemos que nada tiene que ver con la tradicional lucha de las mujeres.
Lejos de aplacar las ansias rupturistas de una clase política en pleno delirio secesionista, la actitud de Soraya con Puigdemont va a agravar el problema.