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Los bañadores de poliuretano dan a los nadadores 54 centésimas de ventaja

Los ya pasados mundiales de Natación de Roma 2009 han dejado al descubierto la cada vez más palpable unión entre ciencia y deporte mediante los avances en los trajes de los nadadores: de la piel de tiburón al poliuretano.

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Los ya pasados mundiales de Natación de Roma 2009 han dejado al descubierto la cada vez más palpable unión entre ciencia y deporte mediante los avances en los trajes de los nadadores: de la piel de tiburón al poliuretano.

Hasta el domingo 2 de agosto se celebraron en Roma los campeonatos mundiales de natación. Dentro de los hitos históricos, se registraron más de 20 récords mundiales batidos, la imbatibilidad (o casi de Michael Phelps) y la ciencia que hay detrás del deporte y ha permitido que en menos de un año y medio se han superado 130. ¿Cómo es posible? Los especialistas apuntan como causa principal al nuevo bañador de poliuretano.

Después del bañador de piel de tiburón con el que el australiano Ian Thorpe batio numerosos registros en Sidney 2000, llega el poliuretano.

Este material está compuesto de miles de pequeñas células cerradas con aire, menos denso que el agua, en su interior. Esto permite mayor flotabilidad y menor resistencia al agua. La resistencia de una persona en el agua es 780 veces mayor que la que experimentaría si nadase en el aire. Por lo tanto, cuanto menor sea la superficie sumergida, mayor será la ventaja.

Un sólo milímetro hace una gran diferencia. De hecho, el nuevo traje proporciona 54 centésimas de ventaja respecto a otros que contienen 50% de poliuretano (los que usa Michael Phelps). No tienen costuras, permiten prolongar un 24% más la velocidad punta y están realizados en el material más liviano hasta el momento: 99 gramos por metros cuadrado.

Tan avanzado resulta este traje, ya que no se le puede llamar bañador, que los atletas tardan unos 45 minutos en ponérselo.

La Federación Internacional de Natación (FINA), contempla prohibir su uso en el 2010. Mientras tanto, y aunque suena increíble, esta organización puso a científicos a mirar las posaderas de los competidores para asegurarse que allí no había bolsas de aire que colaboren con la flotabilidad.

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