Menú
ESTRENO: 22 DE MAYO

Noche en el museo 2: vibrante y trivial aventura familiar

Aventuras familiares para la primavera. El film combina la agitada aventura de efectos especiales con la actuación de parte de la pandilla responsable de los últimos éxitos de la comedia americana. El resultado se deja ver muy bien, es trepidante y razonablemente divertido, aunque discreto.

Aventuras familiares para la primavera. El film combina la agitada aventura de efectos especiales con la actuación de parte de la pandilla responsable de los últimos éxitos de la comedia americana. El resultado se deja ver muy bien, es trepidante y razonablemente divertido, aunque discreto.

L D (Juanma González) Noche en el museo 2 es la nueva entrega de aventuras familiares destinada a provocar no demasiadas reflexiones en la platea, y entiéndase esto como una virtud y no un defecto, en este caso concreto. Si el original era una disfrutable comedia de acción que no dejaba marca alguna –tanto, que un servidor apenas la recuerda ya-, la segunda se apunta el tanto de repetir la jugada sin mayores dificultades, añadiendo la acostumbrada máxima de “mejor y más grande”.

Si Noche en el museo 2 destaca por algo, es por salpicar de forma saludable la alborotada aventura de efectos especiales con la labor de un grupo de cómicos queridos por el público norteamericano, a los que la propia idiosincrasia argumental del film les ofrece carta blanca para todo tipo de excesos gestuales y verbales. En este punto, a la fiesta de disfraces comandada por un Ben Stiller en piloto automático se le añade la labor, como villano de la función, de un superior Hank Azaria –actor de doblaje en versión original de Los Simpson-, un iracundo faraón ceceante al que es necesario escuchar en versión original. Además, por el film se pasea también Amy Adams, excelente actriz que aquí se ha tomado un necesario respiro, y que sabe inyectar cierta nostalgia en lo que, por momentos, parece una reunión de viejos amigos.

También la labor de Owen Wilson, Jonah Hill o Steve Coogan, dispar pandilla responsable, en mayor o menor medida, de muchos de los éxitos recientes de la infravalorada nueva comedia americana, contribuye a que el film de Shawn Levy no sea la última exhibición de efectos especiales y moralina de andar por casa, sino que posea cierta comicidad y sentimiento propio, dentro de sus asumidas limitaciones.

No obstante, es indiscutible que se le podría haber exigido a la atracción un poco más de sofisticación a la hora de plantear la evolución de la historia. Dicho defecto queda en parte paliado gracias a una trama que, pese a ser formularia y renunciar a presentar novedades de bulto, sí integra felizmente algunos personajes nuevos, y les da el esperado y justo protagonismo aún a costa de dejar en la estacada a algunos de la primera entrega –tal es el caso de Robin Williams, por ejemplo-. Pero todo esto sucede sin que la receta parezca diluirse o perder energía, con cierta desgana pero indudable oficio.

De modo que uno acaba perdonándole al invento la pereza argumental de su punto de partida, gracias al incesante ritmo de la aventura. La falta de pretensiones y lo acertado de su mixtura de aventura y humor familiar hacen que Noche en el museo 2 sea un entretenimiento de lo más correcto, que raciona bien  buenos sentimientos y acción, y aporta dos horas de indiscutible y trivial entretenimiento familiar.

En Chic

    0
    comentarios