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Terminator Salvation: ¿Dónde estás, James Cameron?

Absolutamente espectacular y trepidante en lo que acción se refiere, el film de McG fracasa en lo referido al carisma de sus personajes. Aún así, Terminator Salvation es un espectáculo notable: no es mala, aunque deja un tanto frío en lo que a sentimientos se refiere.

Absolutamente espectacular y trepidante en lo que acción se refiere, el film de McG fracasa en lo referido al carisma de sus personajes. Aún así, Terminator Salvation es un espectáculo notable: no es mala, aunque deja un tanto frío en lo que a sentimientos se refiere.

L D (Juanma González) Déjenme comenzar brevemente recordando los dos primeros films de la saga dirigidos por James Cameron, en los que el director de Titanic consiguió dos hitos del cine de ciencia-ficción y acción, el primero logrado con un presupuesto nimio, y el segundo situándose a la vanguardia técnica del momento. Utilizando el radical acoso de una terrible e indetenible máquina como base narrativa, Cameron logró articular un notable ejercicio de paradojas y juegos espacio-temporales nada vagos y perfectamente sólidos.

Ahora, el reseteo de la saga de la mano de McG, responsable (y subrayo lo de responsable) de las dos entregas de Los Ángeles de Charlie, despierta sensaciones contradictorias. Por un lado, hay que reconocer que la propuesta argumental del invento –es decir, situar en futuro apocalíptico las andanzas de John Connor como posible salvador de la humanidad frente a las máquinas- es válida e incluso destacable. También el desarrollo general de la historia, que sin desvelar nada, propone algún personaje con algunas ambigüedades ciertamente interesantes, y reinicia hábilmente la historia de cara a una más que probable nueva trilogía.

El problema viene de lo descompensado de la labor de McG. El director despliega una habilidad absolutamente encomiable en todo lo referido a las escenas de acción del film, repletas de tensión, sorpresa e incluso ingenio. Ahí está el excelente y pavoroso enfrentamiento inicial de John Connor contra un T-800 tras un accidente aéreo (rodado en plano secuencia), o el acoso de una gigantesca máquina contra el grupo de rebeldes en una gasolinera, para demostrarlo. Es por ellas, y por otros aspectos -como la banda sonora de Danny Elfman, y no pocos elementos de la historia-, por lo que Terminator Salvation está lejos de ser un mal film.

Pero todo ese brillo desaparece cada vez que los personajes hablan o escuchan, aspecto necesario para rematar la épica de la historia. En este sentido, Terminator Salvation destaca por lo poco brillante de la actuación de su protagonista Christian Bale, habitualmente excelente al retratar personajes que se debaten y balancean entre su destino de salvadores y sus pulsiones oscuras. La poca humanidad y personalidad con la que dibuja su protagonista dejan cojo el largometraje, necesitado de una figura protagónica carismática. El testigo lo recoge, y bastante bien, el desconocido y emergente Sam Worthington, con un personaje que alberga la gran sorpresa –sólo relativa- de una cinta que necesitaba de un antagonista firme.  

No obstante, el devenir de la historia, pese a ser simple, se convierte en confuso en más de una ocasión debido a la impericia de su director a la hora de subrayar lo importante. Y las cintas de Cameron brillaban, precisamente, por su vertiente humana y moral, además de por su fuerte suspense: todo ello era perfectamente distinguible entre los fuegos de artificio más ruidosos imaginables. Ahora todo eso se pierde debido a esta carencia dramática y narrativa del estilo de McG. Una lástima, porque a diferencia de otras ocasiones, material si había.

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