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Sin noticias de la droga de Sevilla un año después de la confirmación del robo

Ahora se cumple un año desde que Interior admitió el robo de cien kilos de droga de dependencias policiales. Desde entonces, varios narcos fueron puestos en libertad por falta de pruebas. Este suceso ha puesto de manifiesto el caos de la Policía en Andalucía. Aún no se ha resuelto el robo.

LD (Pedro de Tena) El robo fue extraño. Sucedió en marzo de 2008 pero fue conocido en junio, tres meses después, ahora hace poco más de un año, cuando al analizar las muestras de droga resultó que eran de yeso en lugar de heroína y cocaína. No eran 100 gramos sino 100 kilos, el equivalente al peso de 7 bombonas de butano o dos sacos de cemento de los de antes, de 50 kilos.

El escándalo desacreditó a la Comisaría General de la Policía de Sevilla y desgastó a Alfredo Pérez Rubalcaba. Eran ellos los que tenían la responsabilidad de la custodia de los estupefacientes, pruebas materiales de diferentes procesos judiciales que han debido ser anulados porque los jueces se han visto obligados a poner en libertad a siete presuntos narcotraficantes al haberse esfumado las pruebas.

El escándalo fue incluso mayor porque coincidió en el tiempo con otra clamorosa negligencia policial en Sevilla: el caso Marta del Castillo. En dicho asunto, la hábil estrategia de los jóvenes asesinos confesos sin formación jurídica ni cultural puso en entredicho, otra vez, el trabajo de la Policía Nacional en Andalucía. Hasta la fecha, el cuerpo de la desafortunada joven no ha sido encontrado tras espectaculares movimientos policiales en el río Guadalquivir y un vertedero de Alcalá de Guadaira. La Policía reconoció ya hace meses que no tenía "ni puta idea" de dónde buscar el cuerpo de Marta. Como en el caso de la droga.

La investigación sobre este robo se inició en junio de 2008, aunque tuvo lugar en marzo. Sin embargo, nada había trascendido hasta julio, un mes después. En la Jefatura Superior de Policía de Sevilla, ubicada en la calle de Blas Infante del barrio sevillano de Los Remedios, la sorpresa fue mayúscula.

Los agentes estaban convencidos de estar ante un "espectacular caso de corrupción policial". Varios escándalos habían salpicado en los meses anteriores a la Policía Nacional en Andalucía. Entre ellos, una trama de corrupción vinculada a las drogas y la prostitución que fue desarticulada en la comisaría de Ronda (Málaga).

Pero en este caso, la droga estaba en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla, no en medio de la calle. La droga estaba supuestamente custodiada por los miembros de la Unidad Especial en Droga y Crimen Organizado (UDYCO). Las sustancias prohibidas estaban, pues, en un lugar altamente seguro y fuertemente vigilado por la propia Udyco. Sin embargo, cien kilos de cocaína fueron robados de ese lugar. ¿Cómo pudo hacerse tal cosa sin conocimiento de la policía? ¿Cómo es que aún no se ha encontrado a los culpables? ¿Cómo es que no se ha recuperado la droga?

No acaban ahí las incertidumbres y las conjeturas. ¿Por qué se ocultó que el robo de la droga tuvo lugar meses antes de hacerse pública la sustracción? Los 100 kilos robados procedían de intervenciones realizadas por la policía en diferentes operaciones llevadas a cabo en Andalucía Occidental durante los primeros meses de 2008. Un juzgado de Sevilla abrió diligencias en mayo de 2008 por estos hechos tras haber sido informado del robo por las autoridades policiales.

Hace un año, Rubalcaba dijo que habría resultados pronto. Luego que la investigación se resolvería en poco tiempo y hace un mes que la investigación "se está haciendo" y, además, "avanza".  

Pero lo cierto es que no se ha logrado averiguar quién o quiénes robaron la droga. Sin embargo, el secretario general del Sindicato Unificado de Policía (SUP), Manuel Espino, aseguró que todas las sospechas apuntaban a un agente "que conocemos" con nombres y apellidos y al que "no tardarán mucho en cogerlo".

Un año después de la fecha del robo, en marzo de 2009, Ricardo Tarno, diputado nacional del PP y alto cargo del PP de Andalucía, exigió dimisiones en la Policía Nacional y en la Delegación del Gobierno en Andalucía porque tras un año del robo y teniendo únicamente acceso a las dependencias donde se encontraba la droga los policías especializados en lucha contra el narcotráfico, sólo se había detenido a dos personas que, al parecer, no eran policías.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, llamó imprudente a Tarno por preguntar y exigir, pero no vio imprudente el comportamiento que permitió el robo de la cocaína y la labor de investigación que un año después no tenía resultados.

La desaparición de droga era un temor expresado desde la propia Udyco que denunció repetidamente la falta de "seguridad e higiene" de los calabozos y la necesidad de que se ordenara la destrucción de la droga. No hubo respuesta. Los miembros de la Udyco reconocieron en privado "que se sienten criminalizados al ser blanco colectivo de todas las sospechas".

Y no sólo eso, sino que desde hace un año sufren la paralización de los habituales procesos de felicitaciones públicas por servicios relevantes y de condecoraciones por la misma causa. Desde entonces no se ha otorgado ninguna, lo que trae a la memoria el caso similar sufrido por los funcionarios que fueron involucrados en aquel bluf que en 1992 fue el de la inexistente "mafia policial", a los que se negaron las condecoraciones que les habían sido otorgadas y que alguno tuvo que conseguir años después por vía judicial".

Hace poco más de quince días se supo que una vez que la custodia de los detenidos pasó al antiguo cuartel de la Policía Nacional, los calabozos del edificio principal de la Jefatura fueron utilizados entre otras cosas, para albergar los vestuarios y las taquillas de los policías en prácticas, que podían acceder al recinto con sólo pedir la llave en el control de seguridad de la Jefatura.

Lo sorprendente, como se llegó a demostrar, era que, junto a otras, en el llavero que se les entregaba estaba colgada una llave maestra que abría todos los calabozos. Uno de ellos era el que guardaba la droga tras otras dos puertas, una la del lavabo y otra la de la celda en sí, cuya única medida de seguridad eran sendos candados de ferretería, normales y corrientes que, para algunos, podían ser abiertos sin demasiado esfuerzo. Los candados fueron sustituidos en cuanto se conoció el robo, según confirmó el jefe superior de Policía una semana después de trascender los hechos.

O sea, que incluso los alumnos que realizaban sus prácticas como futuros policías tenían acceso a la llave maestra que abre todos los calabozos", en uno de los cuales estaba depositada la droga desaparecida. Pero de esto nada ha dicho el ministro Rubalcaba.

Ahora los nuevos alijos decomisados reposan en un almacén dotado de estrictas medidas de seguridad. Pero la luz no llega a una investigación que es criticada desde dentro del propio cuerpo policial por la lentitud con que está siendo llevada a cabo por los funcionarios llegados desde Madrid.

Y hay quien no se recata en afirmar que el único medio de eliminar las sombras de dudas que pesan sobre la Policía sevillana es tirar de cuantos medios sea preciso, "y si hay que mandar a toda la Brigada de Asuntos Internos, o tirar de la Brigada Central, que lo hagan; lo que no es de recibo es estar así un año entero", lamentan. De momento, los nuevos alijos ya reposan en un almacén dotado de estrictas medidas de seguridad, pero de resultados sobre quién fue el autor o autores del robo, nada de nada. Fracaso total y fuente de sospechas.

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