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Balas de fogueo en la Cumbre del G-20: ni rastro de reforma financiera

La Cumbre del G-20 ha terminado como empezó: sin ninguna reforma del sistema financiero de calado. Eso sí, se da más peso a China, Rusia, India y Brasil en el nuevo FMI y se anuncia que continuará el gasto público. Los contribuyentes seguirán financiado a bancos y Estados.

Todo se ha quedado en una simple declaración de intenciones. El G20 se consolida como el grupo económico de referencia global tras su cumbre de dos días en Pittsburgh, en la que se compromete a implementar pequeñas reformas "que impidan que crisis financieras como la actual vuelvan a repetirse".

Nada más lejos de la realidad, ya que limitar los sueldos de los directivos financieros, controlar el mercado de derivados y otras medidas similares no atajan el nucleo del problema: la capacidad de los Bancos Centrales para generar expansiones del crédito que no están respaldadas por ahorro de ciudadanos y empresas.

El dinero seguirá creándose de la nada y las autoridades monetarias continuarán usando los tipos de interés a su antojo, por lo que, tarde o temprano, se volverán a crear burbujas de precios de activos que provocarán recesiones.

No obstante, los líderes mundiales tienen que justificar las reuniones, y destacan el "nuevo estatus" del G20, un grupo que se creó a nivel ministerial tras la crisis asiática de 1999, culmina un largo proceso de demandas del pujante mundo en desarrollo que reclamaba un organismo más representativo de la estructura económica mundial.

Mayor peso de China, Rusia, Brasil e India

El Grupo de los Veinte -que engloba a los países del G8 más las principales economías emergentes- es desde ahora el "principal foro económico global".

La decisión deja al Grupo de los Ocho (EEUU, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia, Francia y Rusia), que hasta ahora había sido el árbitro económico global, en un segundo plano.

El G20 también apoyó que los países ricos transfieran "por lo menos" un 5% de su voto en el FMI a las naciones en desarrollo y pidió que la estructura de gobierno del Banco Mundial refleje el cambiante peso político de los Estados y se traduzca en un incremento del "al menos" 3% del poder de voto de los emergentes.

Se espera que sus líderes sigan reuniéndose para debatir asuntos importantes para la mayoría de las economías desarrolladas, como los temas de seguridad internacional.

Esos encuentros, de todos modos, se producirían en el marco de otros actos y no en las grandes cumbres que el grupo está acostumbrado a convocar. El documento de conclusiones confirma el creciente peso en la economía mundial de economías emergentes como China, Rusia, Brasil o India; a través de su mayor peso en el Fondo Monetario Internacional.

Dirigentes de países en desarrollo como la presidenta argentina, Cristina Fernández, señalaron que lo más importante de este cónclave es la "consolidación del G20 como un grupo económico".

"Muchos hablan de la necesidad de configurar un nuevo orden mundial, pero yo creo que ya se está conformando", dijo la mandataria, en referencia a la influencia creciente de los países emergentes.

El G20 también se comprometió a adoptar medidas para aumentar la transparencia en los mercados de derivados, aumentar las reservas de capital de los bancos y poner freno a las hasta ahora exorbitantes compensaciones de los banqueros.

Los "excesos" del sector bancario

Los jefes de Estado y Gobierno reunidos en Pittsburgh están decididos, en ese sentido, a acabar con los "excesos" en el sector bancario, ante la constancia de que su "temeridad y ausencia de responsabilidad" condujeron a la crisis. Una vez más dejan de lado al principal culpable de estas actuaciones del sector financiero: la Banca Central.

La declaración ataca los altos bonos de los directivos bancarios que, recomiendan, deben ser fijados por objetivos a largo plazo y vinculados al rendimiento de la entidad. Sin embargo, no impone unos límites a estos bonos, como defendía Francia, con la oposición de Estados Unidos.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, calificó de "duras" las regulaciones financieras adoptadas por el G20 y destacó que "los que abusen del sistema tendrán que asumir la responsabilidad". Insistió, además, en que la cumbre ha preparado el terreno para una "prosperidad a largo plazo".

El jefe de la Casa Blanca apuntó que la salud de la economía mundial era muy mala hace tan solo seis meses y destacó que las "enérgicas y coordinadas" medidas adoptadas por el G20 evitaron la destrucción de más trabajos y que la crisis fuera a peor.

Obama: "Queda trabajo por hacer", es decir, más gasto

Reconoció, de todos modos, que todavía queda "mucho trabajo" por hacer en los meses venideros y que será necesario seguir implementando medidas enérgicas para impulsar un "crecimiento equilibrado y sostenido".

De ahí que el G20 se comprometiera a mantener los paquetes de estímulo hasta que la incipiente recuperación no esté afianzada.

El organismo respaldó, por otro lado, la supresión de los subsidios a los combustibles fósiles, que reciben cada año miles de millones de dólares.

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