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DURANTE EL TORNEO DE SHANGHAI

Ferrero fue víctima de sabotaje y acoso telefónico

Juan Carlos Ferrero fue víctima de un acoso telefónico continuado después de que su teléfono móvil fuese saboteado durante el Abierto de Shanghai, según ha confirmado su entrenador.

Juan Carlos Ferrero fue víctima de un acoso telefónico continuado después de que su teléfono móvil fuese saboteado durante el Abierto de Shanghai, según ha confirmado su entrenador.

El entrenador de Ferrero, Antonio Martínez Cascales, ha informado de estos hechos, que han sido denunciados a la policía, en el programa "Deportes a Tope" de Popular TV en Valencia, en el que también se ha desvelado que esos hechos afectaron a otras personas del círculo próximo del tenista.

Según ha relatado Martínez Cascales, Ferrero llegó a recibir hasta 300 llamadas mientras disputaba el torneo de Shanghái de hace diez días, algunas a altas horas de la madrugada y estuvo casi 48 horas sin poder conciliar el sueño. Martínez Cascales ha confirmado que el asunto "está en manos de la policía" y que ahora el jugador tiene "olvidado el asunto y está centrado en el Open 500 de Valencia para ofrecer su mejor tenis en casa".

El acoso sufrido también incluyó algunos mensajes de móvil enviados desde el número particular de teléfono fijo de Ferrero en España que intentaban convencerle de la presencia de extraños en su domicilio, aunque esa presencia no se produjo en ningún momento y posiblemente se saboteó también el teléfono fijo a través de internet.

Ferrero abandonó el torneo en esta ciudad china después de sufrir un "inexplicable bajón de su juego motivado por la preocupación que le producía este hecho que le descentró por completo", ha explicado Martínez Cascales. Además, como parte del sabotaje, los códigos de seguridad de sus teléfonos y el de sus colaboradores fueron manipulados y se produjo un bombardeo sistemático de llamadas con números cambiados.

Uno de los numerosos mensajes de móvil que recibió advertía al tenista de Ontinyent (Valencia) que estaba siendo sometido a una prueba para comprobar los efectos desestabilizadores que podían tener en deportistas de elite un acoso telefónico.

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