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Obama crea una comisión de investigación pero culpa a BP

El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció la creación de una comisión de investigación para investigar el vertido de petróleo en el Golfo de México, al tiempo que achacó a BP toda la responsabilidad del accidente.

En su discurso de todos los sábado Obama reiteró que su Gobierno "hará rendir cuentas" por el desastre a British Petroleum (BP) a las otras empresas envueltas en las operaciones de la plataforma -Hailliburton y Transocean Ltd- para que paren el vertido, reparen el daño ocasionado e indemnicen a las personas que han sufrido perjuicios.

Obama achacó este sábado el derrame petrolero en el golfo de México a "una falta de responsabilidad" de la empresa BP.  En su discurso emitido por radio e internet, Obama dijo además que las perforaciones petrolíferas mar adentro sólo podrían seguir adelante si se garantiza que no se volverá a producir un accidente de este tipo.

"Lo que llevó a este desastre fue una falta de responsabilidad por parte de BP y quizás de otros, incluyendo Transocean y Halliburton", señaló. "Y seguiremos haciendo responsables a las compañías relevantes no sólo por no dar explicaciones ni ser transparentes sobre los hechos que han rodeado el derrame, sino por frenarlo, reparar el daño que provoca y compensar a los estadounidenses que han sufrido pérdidas financieras", agregó.

Obama consideró en su mensaje que "la relación demasiado amistosa" entre las compañías energéticas y las agencias que las regulan ha sido motivo de inquietud desde hace tiempo.

El ex senador demócrata Bob Graham encabezará la comisión que será presidida también por William Reilly, quien fue director de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) con una administración republicana, y que junto con otros 5 miembros que nombrará Obama la próxima semana -entre los que habrá científicos e ingenieros- tendrán que preparar un informe en seis meses.

Un mes después de la explosión de la plataforma petrolera "Deepwater Horizon", operada por BP en el Golfo de México, a 77 kilómetros de la costa del estado de Luisiana, causara la muerte de 11 trabajadores, el derrame no ha sido aún controlado y comenzó a llegar esta semana a las marismas del delta del Misisipi.

La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de EEUU (NOAA) advirtió de que "una pequeña porción" de la mancha entró en la corriente principal marina y se teme que el vertido se desplace hacia Florida e incluso más al sur, a Cuba.

Todavía se desconocen cuáles serán las consecuencias del derrame para el ecosistema y la magnitud de la tragedia, mientras British Petroleum (BP) no consigue sellar la fuga.

En un principio la compañía tenía previsto realizar este domingo otro intento para frenar el escape, sin embargo, el viernes anunció que las operaciones se retrasarán hasta la semana que viene, probablemente hasta el martes, según informó el director de operaciones de BP, Doug Suttles.
La operación consistirá en introducir líquidos pesados y después de lodo y cemento que al endurecerse podría taponar el derrame.

Oceanógrafos, veterinarios expertos en la vida marina y responsables del Servicio de Pesca y Vida Silvestre (FWS) de EEUU han advertido de consecuencias "sin precedentes" del derrame en el ecosistema en el área.

Esta agencia se está preparando para el potencial impacto del derrame en 25 refugios silvestres a lo largo de las costas de Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida, donde viven docenas de especies en riesgo y en peligro de extinción, y ha desplegado más de 200 trabajadores para minimizar el impacto del vertido.

En el Congreso de Estados Unidos se celebraron varias audiencias para aclarar y definir los esfuerzos de limpieza del derrame. El derrame ha cuestionado la anterior propuesta de Obama para expandir la perforación en alta mar como parte de la estrategia para ganar el apoyo republicano a la legislación del cambio climático.

Pero según aseguró en su discurso "sólo podemos realizar perforaciones petroleras en mar abierto si tenemos la seguridad de que un desastre como este derrame no volverá a ocurrir".

Científicos y oceanógrafos han acusado al Gobierno de haber sido demasiado permisivo con BP y de no haber exigido un análisis de cuántos barriles de petróleo entran cada día en las aguas del Golfo a través de la fuga.

La petrolera ha dicho que se trata de 5.000 barriles diarios, cifra que maneja también el Gobierno, mientras que otros cálculos apuntan a entre 25.000 y 95.000 barriles diarios.

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